Kylian Mbappé ha trazado una de las trayectorias más fascinantes y explosivas en la historia reciente del fútbol. Desde las modestas canchas de su infancia en los suburbios parisinos hasta su resonante llegada al Real Madrid, cada etapa de su carrera ha sido un capítulo de leyenda. Su historia no solo se cuenta en goles y títulos, sino en momentos que revelan la pasión, el carácter y la ambición que lo impulsan.
Los primeros destellos de un genio
Desde muy joven, Kylian ya mostraba destellos de una habilidad extraordinaria. En el AS Bondy, bajo la tutela de su padre Wilfried, era común verlo jugar con categorías superiores debido a su superioridad. Se cuenta que, en un partido de benjamines, un entrenador rival se acercó a Wilfried asombrado y le dijo: «Su hijo no es de este planeta. ¿Está seguro de que tiene la edad que dice tener?». Mbappé ya desequilibraba entonces, con una velocidad y un regate impropios de su edad.
Su amor por el fútbol era tan grande que, de niño, su habitación estaba empapelada con pósteres de ídolos como Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane, soñando con seguir sus pasos. Un día, su madre, Fayza, lo encontró practicando regates en el salón, casi rompiendo un jarrón precioso. Lejos de regañarlo, ella solo sonrió, dándose cuenta de que esa pasión era incontrolable.
El despegue en Mónaco
El paso por la prestigiosa academia de Clairefontaine pulió su diamante en bruto, pero fue en el AS Mónaco donde Mbappé explotó con una fuerza imparable. En la temporada 2016-2017, con apenas 18 años, irrumpió en la Champions League como un ciclón. Goles decisivos contra el Manchester City y el Borussia Dortmund lo catapultaron a la fama mundial. En ese equipo joven y vibrante, Kylian no era solo una promesa, era una realidad palpable que lideraba ataques con una madurez asombrosa. Su irrupción fue tan repentina que muchos lo compararon con el mismísimo Thierry Henry por su estilo y potencia.
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La época dorada en París
El verano de 2017 marcó un antes y un después. El Paris Saint-Germain, en su ambición por conquistar Europa, invirtió una cifra récord por un adolescente: 180 millones de euros. Los siete años de Mbappé en el PSG fueron una montaña rusa de éxitos nacionales y desafíos europeos. Se convirtió en el máximo goleador histórico del club, pulverizando récords y levantando múltiples títulos de Ligue 1 y copas nacionales. Formó parte de un tridente de ensueño junto a Neymar y Lionel Messi, una conjunción de estrellas que, si bien no pudo traer la ansiada Champions League, dejó partidos memorables y una dominancia absoluta en Francia. Su liderazgo creció exponencialmente, asumiendo el rol de capitán y la responsabilidad de ser la cara del proyecto.
En París, Mbappé se convirtió en el «Príncipe» de la ciudad, amado por una afición que veía en él la encarnación de sus sueños. Fuera del campo, su influencia también creció. Una anécdota que demuestra su fuerte carácter es cuando, en un momento de tensión en el vestuario del PSG, con algunas divisiones entre los jugadores, Kylian tomó la palabra y, a pesar de ser de los más jóvenes, pidió unidad y compromiso a todos, recordando la grandeza del club. Su determinación por alcanzar la gloria con el equipo de su ciudad era palpable, renovando su contrato en 2022 en un movimiento que paralizó el mundo del fútbol y lo convirtió en uno de los deportistas mejor pagados del planeta.
La consagración mundialista
Pero si hay un momento que selló su estatus de superestrella global, fue la Copa del Mundo de Rusia 2018. Con solo 19 años, Mbappé se convirtió en el segundo adolescente, después de Pelé, en marcar en una final de un Mundial. Su doblete contra Argentina en octavos de final, con aquella carrera imparable que terminó en un penal, quedó grabada en la memoria colectiva como la estampa de su explosividad. Cuatro años después, en Qatar 2022, a pesar de la derrota en la final, su hat-trick contra Argentina y su liderazgo en el campo demostraron que su ambición no tiene límites. Levantó el trofeo en 2018, consolidándose como una de las figuras más importantes de su generación.
El sueño blanco se hace realidad
La saga de su traspaso al Real Madrid ha sido uno de los culebrones más extensos y mediáticos del fútbol moderno. Tras años de especulaciones, ofertas millonarias rechazadas y una anticipación sin precedentes, el «sueño blanco» de Mbappé finalmente se concretó. Su llegada al Santiago Bernabéu no fue solo la adquisición de un futbolista excepcional; sino el cumplimiento de una ambición largamente acariciada por el jugador y una declaración de intenciones por parte del club más laureado del mundo. Representó el inicio de un nuevo y emocionante capítulo que promete redefinir el panorama del fútbol europeo.
Kylian Mbappé no es solo un talento generacional; es un líder, un embajador y un modelo a seguir. Su compromiso fuera de las canchas, con donaciones significativas a obras benéficas y su participación en iniciativas para jóvenes desfavorecidos a través de su asociación «Inspired by KM», demuestra un carácter noble. Con cada zancada y cada gol, Mbappé sigue escribiendo su propia leyenda, una que apenas comienza en el templo madridista.
Anécdotas de un joven prodigio
La foto profética con Cristiano Ronaldo: Una de las anécdotas más difundidas y conmovedoras de la infancia de Mbappé es la que lo muestra, siendo apenas un niño, en su habitación. Las paredes de su cuarto estaban empapeladas con pósteres de Cristiano Ronaldo, su gran ídolo. Hay una foto icónica donde Kylian, con una sonrisa de oreja a oreja, está sentado en su cama rodeado de estas imágenes de Ronaldo, mientras en un rincón se vislumbra una pelota de fútbol.
Años después, cuando ya era una estrella, esa foto resurgió, y Mbappé tuvo la oportunidad de conocer a Ronaldo, un momento que él mismo describió como un sueño hecho realidad, demostrando la ambición y la visualización de sus metas desde muy pequeño.
El «bullying» de los mayores en Mónaco: a pesar de su inmenso talento, Mbappé era muy joven cuando llegó al primer equipo del AS Mónaco. Sus compañeros más experimentados, como Radamel Falcao o João Moutinho, a menudo le hacían bromas o «novatadas» cariñosas. Una de las más recordadas es que, en los entrenamientos, cuando Kylian fallaba una jugada o no llegaba a tiempo a un balón, le gritaban jocosamente: «¡Kylian, ¿dónde está tu scooter?! ¡Acelera!».
Esto lo hacía reír y, lejos de desanimarlo, lo impulsaba a correr aún más rápido y esforzarse el doble para demostrarles que no necesitaba un scooter para ser el más rápido del campo. Esta anécdota muestra su humildad y la buena relación que tenía con el equipo a pesar de su juventud y talento deslumbrante.
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