Dr. Doom se despide del mundo, pero deja a Mr. Fantástico con el corazón roto

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La rivalidad más elegante del universo Marvel cinematográfico de los 2000 ha llegado a su fin. No con una explosión cósmica ni con una batalla final en el espacio, sino con una despedida conmovedora del actor que encarnó a uno de los villanos más memorables de aquella era: Julian McMahon, el eterno Dr. Doom, falleció a los 56 años.

El primero en romper filas y rendir tributo fue Ioan Gruffudd, quien interpretó a su contraparte heroica, el siempre elástico Dr. Reed Richards. Lejos de las batallas por Sue Storm o los rayos de energía, Gruffudd dedicó palabras desde el corazón: “Fue un honor ser el Dr. Richards para su Dr. Doom”.

Aunque en pantalla se lanzaban miradas de odio y frases afiladas con sabor a cómic clásico, fuera de cámaras reinaban la camaradería y las bromas. “Siempre había tanta ligereza y risas trabajando juntos”, recordó Gruffudd, dejando claro que la única cosa realmente malvada de McMahon era lo bien que actuaba.

Julian McMahon, conocido también por su papel en Nip/Tuck, logró algo inusual: que un villano con nombre de caricatura (Victor Von Doom, nada menos) fuera respetado, temido y hasta querido. Su Doom no solo era un megalómano con traje metálico y poderes eléctricos, sino también un empresario celoso, sofisticado y muy bien peinado. El tipo de malo que uno casi quiere que gane… por estilo.

Tras luchar contra el cáncer, McMahon falleció en Florida. Su esposa, Kelly McMahon, confirmó la triste noticia. Mientras tanto, la comunidad de fans y colegas se aferra a la memoria de un actor que, sin importar cuántos rayos cósmicos cayeran sobre él, siempre mantuvo el porte.

Y así se va uno de los grandes del cine de superhéroes de la vieja escuela. No con una pelea final, sino con un elogio sincero de su antiguo “enemigo”. Doom siempre dijo que quería dominar el mundo, pero parece que al final se ganó algo mejor: el respeto eterno.

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