Las artistas húngaras Bettina Bogdan y Krisztina Vellai, quienes acaban de concluir una gira internacional con el Cirque du Soleil, se presentan por primera vez en Lima como parte del Festival Internacional de Circo del Perú: Pulso, que se realiza en el Convexia Expo Center del Jockey Plaza y ofrece funciones hasta este miércoles. Su acto, denominado “trapecio viviente”, destaca por su potencia visual y su mensaje de empoderamiento femenino.
Ambas artistas coinciden en que el circo no puede ser reemplazado por la inteligencia artificial, debido a la imprevisibilidad, el riesgo y la emoción del espectáculo en vivo. “La capacidad del cuerpo humano es increíble y ninguna tecnología podría acercarse a lo que podemos hacer”, afirma Krisztina.
En conversación con Perú21, explican que su propuesta combina fuerza, gracia y complicidad. “Una hace la parte física más demandante, pero entre ambas nos complementamos. Ese contraste entre lo elegante y lo exigente realza nuestro empoderamiento”, agrega Bettina. Aunque algunos espectadores interpretan el número como sensual, ellas aclaran: “No es un acto con fin sexual. Lo presentamos para toda la familia. En algunos países los niños nos ven como princesas de Disney, como si fuéramos las chicas de Frozen”.
Bettina (30) y Krisztina (25) nacieron en Budapest y encontraron el camino del circo en su niñez. Krisztina empezó con el ballet clásico y evolucionó hacia el circo tras ver un acto de danza aérea. Bettina, en cambio, quedó fascinada con una acróbata cuando tenía seis años. Desde los 17, se dedica al arte circense de forma profesional. Su encuentro fue fortuito: una buscaba una compañera ideal para un acto, y encontró en la otra las cualidades perfectas. Desde entonces, son amigas, cómplices y un dúo de alto impacto internacional.
Ambas han actuado en Suiza, Alemania, Dubái y múltiples escenarios de prestigio. Luego de su paso por Perú, serán parte de un espectáculo ruso, cuyos detalles aún están por confirmarse.
El Festival Pulso reúne a artistas de todo el mundo y celebra la diversidad del circo moderno. Para Bettina y Krisztina, la magia de este arte radica en su carácter inclusivo y comunitario: “El circo es donde las personas libres hacen arte. Aquí no hay rarezas malas; todo lo diferente se transforma en belleza y en familia”.
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