Fratelli Tuti

 

Parte I

Francisco afirma que necesitamos, como principios, el diálogo, un fundamento de los consensos, una nueva cultura y recuperar la amabilidad para poder vivir en un mundo mejor. El diálogo persistente y corajudo no es noticia como los desencuentros y los conflictos, pero ayuda discretamente al mundo a vivir mejor, mucho más de lo que podamos darnos cuenta. Me basta pensar que sería el mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas familias y comunidades. Sin embargo, prima la costumbre descalificar al otro, un debate manoseado por intereses de poder. Nadie está preocupado por el bien común. Las conversaciones se convierten en negociaciones. Es necesario la comunicación entre las ciencias. Los medios de comunicación, en particular internet, pueden ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad.” No podemos aceptar un mundo digital diseñado para explotar nuestra debilidad y sacar afuera lo peor de la gente. El diálogo necesita aportes racionales, diversidad de saberes, pero no excluye la convicción de que es posible llegar a algunas verdades básicos que están más allá de todo consenso.

El fundamento de los consensos.

El relativismo no es la solución. Si no hay verdades ni principios, no podemos pensar que las leyes serán suficientes. Una cultura corrupta no reconoce ninguna ley y norma y se entenderán como imposiciones arbitrarias. Sin convicción en la conciencia, ninguna sociedad tenga futuro. Tenemos que buscar los fundamentos más sólidos detrás de nuestras leyes y normas. Esto supone que la inteligencia humana puede ir más allá que las conveniencias del momento. Hay verdades que no cambian. Al relativismo se suma el riesgo de que el que tiene más poder o el más vivo, impone “su verdad”. El derecho en esta situación se convierte en cálculos de ventaja. No hay ninguna referencia a la justicia. Si algo es siempre conveniente para el buen funcionamiento de la sociedad, ¿no es porque detrás de eso hay una verdad permanente, que la inteligencia puede captar? En la realidad misma del ser humano, y de la sociedad, en su naturaleza íntima, hay una serie de estructuras básicas que sostienen su desarrollo y su supervivencia. De allí se derivan determinadas exigencias que pueden ser descubiertas gracias al diálogo, si bien no son estrictamente fabricados por el diálogo. No hay que contraponer conveniencias, consenso y la verdad objetiva. Estas tres pueden unirse. Que cada ser humano tiene dignidad es una verdad que no es inventada, sino está en la naturaleza humana. Los agnósticos pueden aceptar este fundamento y los creyentes aceptan que ha sido creado por Dios. Esto no implica un sistema moral porque los principios pueden dar lugar a diversas normas prácticas.

Una nueva cultura.

La cultura se hace por encuentros. Se debe generar procesos de encuentro que construyan un pueblo que sabe recoger las diferencias. Eso implica el habito de reconocer el otro de ser él mismo y de ser diferente. Ignorar la existencia y derechos de otros – los pobres- tarde o temprano provoca alguna forma de violencia. Este pacto implica la posibilidad de ceder algo por el bien común. El individualismo provoca mucho atropello. “Sálvense quien pueda”. San Pablo habla en su carta a los Gálatas, 5, 22-25: “En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás. Generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Los que pertenecen a Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu; depongamos toda vanagloria, dejemos de querer más que los demás y de ser celosos.

 

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