En la jornada que celebra la autonomía individual, el Reniec revela cifra récord de soltería mientras crece el fenómeno de hogares unipersonales 💚.
Este 11 de noviembre, fecha en que se celebra internacionalmente el Día del Soltero, los datos oficiales del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) confirman una transformación demográfica sin precedentes en el tejido social peruano: cerca de 20 millones de ciudadanos mayores de edad son solteros.
Esta cifra monumental, que representa una proporción significativa de la población adulta del país, evidencia que la vida sin pareja ha dejado de ser una excepción para convertirse en una realidad masiva que desafía siglos de hegemonía del modelo de familia nuclear en la sociedad peruana tradicional.
El fenómeno presenta matices particulares cuando se analiza por segmentos específicos de población. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la cantidad de mujeres en edad fértil, entre 15 y 49 años, que están solteras aumentó de 31.6% en 2023 a 32.4% en 2024, marcando un incremento de 0.8 puntos porcentuales en solo un año.
Este crecimiento sostenido en el segmento femenino en edad reproductiva resulta especialmente significativo, pues sugiere que las nuevas generaciones de mujeres están posponiendo o rechazando el matrimonio temprano que caracterizó a generaciones anteriores, priorizando educación, desarrollo profesional y autonomía personal.
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🏡 Crecimiento de hogares unipersonales
Paralelo al aumento de la soltería se registra el crecimiento de hogares unipersonales en todo el Perú. El INEI documenta que estos hogares, conformados por personas que viven solas, están integrados principalmente por personas separadas (38.1%), viudas (29.4%) y solteras (29.4%).
Esta composición revela que la vida individual no responde a un perfil único de «solteros empedernidos» sino a trayectorias vitales diversas: personas que terminaron relaciones, que perdieron a sus parejas, o que optaron conscientemente por no emparejarse. La convergencia de estos tres grupos en un mismo fenómeno demográfico muestra que el hogar unipersonal se ha normalizado como estructura residencial legítima.
La distribución etaria de quienes conforman hogares unipersonales desmiente estereotipos generacionales. Aunque el INEI resalta que existe «una creciente presencia de jóvenes adultos solteros que dan más énfasis en establecerse en hogares familiares», los datos muestran que el 23% tiene entre 45 y 59 años, el 13.8% se ubica entre 30 y 44 años, y solo el 6.3% corresponde a personas de 18 a 25 años.
Esta distribución indica que la vida sin pareja no es exclusivamente una fase juvenil transitoria sino una condición que se mantiene, reaparece o se elige en diferentes momentos del ciclo vital, atravesando generaciones y circunstancias personales diversas.
La geografía de la soltería peruana concentra sus mayores cifras en Lima, Loreto y Arequipa, según confirma el Reniec. Esta distribución regional no es casual: Lima como megaurbe ofrece oportunidades laborales, servicios especializados y anonimato que facilitan la vida individual; Loreto, con su dinámica amazónica particular y flujos migratorios constantes, presenta configuraciones familiares menos tradicionales; y Arequipa, ciudad con desarrollo económico sostenido y población universitaria significativa, genera condiciones para la autonomía residencial. La urbanización emerge como factor determinante que hace viable material y socialmente aceptable la decisión de vivir sin pareja o sin familia extendida.
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🐶 Sobre las mascotas (37.9% de solteros con una)
Un dato revelador del estudio señala que del total de personas que viven solas, el 37.9% cría una mascota, siendo las mujeres quienes tienen mayoritariamente bajo su cuidado algún animalito como perro o gato. Este indicador trasciende lo anecdótico para revelar reconfiguración de afectos y compañía en la vida contemporánea.
Las mascotas en hogares unipersonales no representan «sustitutos» deficientes de relaciones humanas sino compañía elegida que aporta rutina, responsabilidad y vínculo emocional sin las complejidades de convivencia con otras personas.
El fenómeno refleja además la capacidad económica y autonomía de decisión, especialmente femenina, para sostener hogares independientes con seres vivos a cargo, desmintiendo narrativas que asocian la soltería con incapacidad de compromiso o cuidado.

❓ Causas múltiples y complejas
Las causas de estos 20 millones de solteros son múltiples y complejas. Demógrafos identifican factores como la posposición de la edad de matrimonio debido a períodos educativos más prolongados, metas profesionales que demandan años de dedicación antes de compromisos afectivos, aumento de divorcios y separaciones que incrementan población de personas solas en etapas intermedias, y transformaciones culturales que cuestionan el mandato del emparejamiento como requisito de realización personal.
Simultáneamente, factores económicos estructurales como alto costo de vivienda, salarios insuficientes para sostener familias, precarización laboral y falta de estabilidad hacen que muchos adultos pospongan indefinidamente o descarten definitivamente la formación de hogares compartidos, convirtiendo la soltería en consecuencia no siempre voluntaria de condiciones materiales adversas.
Las implicaciones sociales y políticas de tener 20 millones de ciudadanos solteros son profundas, pero insuficientemente atendidas por el Estado peruano. Este segmento demográfico masivo tiene necesidades específicas en materia de vivienda (departamentos pequeños accesibles), seguridad social que no puede asumir automáticamente redes familiares de cuidado, planificación urbana orientada a servicios individualizados, y marcos legales que reconozcan configuraciones de vida más allá de la familia nuclear.
Los sistemas tributarios, crediticios, de salud y pensiones fueron diseñados asumiendo que todas las personas eventualmente formarían familias que proveerían soporte material y emocional, supuesto que se derrumba ante esta realidad demográfica. La pregunta sobre quién cuidará a estos millones de solteros cuando envejezcan, en un país sin sistema robusto de servicios geriátricos ni pensiones universales, permanece dramáticamente sin respuesta.
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📈 Revolución demográfica silenciosa
Veinte millones de peruanos solteros no son una anomalía estadística sino una revolución demográfica silenciosa que exige reconocimiento urgente. El Día del Soltero deja de ser celebración comercial frívola para convertirse en fecha que visibiliza una realidad masiva: casi la mitad de los adultos peruanos ha elegido, enfrentado o transitado la vida sin pareja como su realidad cotidiana. Esta transformación combina conquistas de autonomía individual, especialmente femenina, con consecuencias de precarización económica que dificulta la formación de hogares.
La sociedad peruana enfrenta la disyuntiva histórica entre seguir pensándose desde el modelo de familia nuclear decimonónica cada vez más minoritario, o abrazar radicalmente la pluralidad de formas legítimas de vivir, construir comunidad y garantizar bienestar. Los 20 millones de solteros no necesitan lástima ni estigmatización, necesitan políticas públicas inteligentes, reconocimiento institucional pleno y erradicación de discriminaciones que penalizan a quienes construyen sus vidas fuera de los guiones tradicionales. La soltería no es el futuro, es el presente masivo e innegable del Perú de 2024.
Foto Andina
