Leonidas Mendoza: el puntero que llegó del campo

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A finales de la década de 1940, el fútbol peruano encontró una joya en las filas del Sporting Tabaco. Se trataba de Leonidas Mendoza, un puntero derecho que no se formó en las academias limeñas, sino en el duro trabajo del campo.

Nacido en la Hacienda Infantas, al norte de Lima, Mendoza creció como un trabajador agrícola más. Durante años, su vida giró en torno a la siembra y la cosecha, desarrollando una fortaleza física natural gracias a la vida frugal y el esfuerzo diario de la tierra.

Sus primeros pasos con el balón los dio en el Club Manuel Morales, el equipo de su hacienda. Allí, el joven Leónidas cambiaba los implementos de labranza por los chimpunes cada domingo, destacando desde pequeño en las categorías infantiles por su empuje y fe en el juego.

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Talento puro y potencia

El destino lo trajo a Lima para trabajar, pero el fútbol tenía otros planes. Sporting Tabaco buscaba refuerzos y, tras recibir el dato de su talento, lo incorporó a sus filas. Mendoza se quedó en el barrio de «Abajo el Puente» para convertirse en una figura clave del equipo.

No era un extremo común que se limitaba a correr por la banda. Mendoza destacaba por ser un jugador hábil en el regate, con una cintura «elástica» y un disparo potente. Su intuición le permitía romper esquemas defensivos con audacia e inteligencia.

La crítica de la época lo consideró la revelación de la temporada de 1948. A diferencia de otros punteros estáticos, él buscaba los espacios vacíos para colarse en el área y disparar al arco, demostrando que la picardía y la decisión valían más que la táctica rígida.

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Su gran nivel lo llevó a ser preseleccionado nacional en 1949. Fue concentrado junto a las estrellas de la época en la Escuela de Aeronáutica, entrenando con la mira puesta en el Campeonato Sudamericano de Río de Janeiro, buscando adueñarse de la banda derecha.

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A pesar de su rápido ascenso, Mendoza mantuvo siempre la humildad de sus orígenes. Él mismo reconocía que su historia era corta y sin anécdotas rumbosas, pero su deseo de defender la camiseta nacional en el extranjero era su mayor motivación.

Leonidas Mendoza personificó ese talento silvestre que nutrió al fútbol peruano de antaño. Fue un jugador que pasó del surco del arado a la élite deportiva, demostrando que con calidad y carácter se puede saltar de una liga de hacienda a la vitrina continental.

Leonidas Mendoza no solo fue un hábil puntero del Sporting Tabaco, sino la prueba viviente de que el talento peruano brotaba en cualquier rincón. Su historia nos recuerda una época romántica donde el mérito deportivo pesaba más que el marketing, llevando a un hombre de campo a soñar con conquistar el Maracaná.

Imagen archivo histórico revista Equipo