El ágora de estos tiempos

 

Una red social que nació con varios siglos de retraso es Twitter. Tiene existencia oficial desde el 2006, pero según algunos cuya opinión tiene peso, el pajarillo azul llegó tarde a su propio nacimiento.

En su blog llamado con propiedad Polis, el politólogo Fernando Mires (Chile, 1943) afirma que existieron grandes tuiteros antes de Twitter (a.T.).

¿Habrá pensado eso Jack Dorsey al fundar la red de microblogging con un límite de 144 caracteres?.

Nos trepamos al coche de Mires, quien como experto en filosofía política es un buen guía y además, ha buscado y encontrado tuiteros desde la Biblia, pasando por los griegos -Platón sobre todo- y los filósofos alemanes, hasta los líderes mundiales del siglo XX entre los que destaca, quién si no, Churchill.

Otra fuente para el mismo tema es el diario El País, sección Verne del 1 de agosto, donde el periodista Jaime Rubio Hancok recordó frases que pudieron haber sido grandes tuits, solo que corresponden a la era pre Twitter.

Algunos son tan antiguos como una inscripción en un muro romano de hace dos mil años:

“Un problema pequeño se hace más grande si lo ignoras”. Enorme verdad dicha en menos de 144 caracteres y que en época moderna fue recogida en el sitio web Writing on the Wall.

Una frase del rey Alfonso X El Sabio (1221-1284) que sería un gran tuit “Si hubiera estado presente en la Creación habría dado algunas indicaciones útiles”.

Uno de humor negro: “Debo mucho, no tengo nada, el resto se lo dejo a los pobres”. En el testamento de Francoise Rabelais (1493-1553).

Uno que hubiese recibidos miles de retuits: “Aquí yace media España; murió de la otra media” Mariano José de Larra (1809-1837) en el día de difuntos de 1836.

Este otro hubiese llevado un hashtag o etiqueta, más o menos de este modo: “Suponga usted que es un idiota y ahora suponga que es un miembro del #Congreso. Pero creo que me estoy repitiendo”. Mark Twain (1835-1910).
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Como vemos, en los tuits reales y en los que no llegaron a serlo, de lo que se trata es de expresarse en frases breves cargadas de contenido, frases que transportan “imágenes e ideas no dichas”-y añadimos- significados implícitos.

Es oportuno analizar brevemente el concepto del tuit ahora que un intelectual como Fernando Mires le ha franqueado el ingreso al recinto de la ciencia política. Y también ahora que estamos comenzando una guerra electoral de exterminio.

El tuit comparte con el hipertexto la propiedad de provocar asociaciones; en un caso son mentales y en el otro, virtuales. Se parece también al lenguaje poético en que suele ser metafórico.

De otro lado, la mayoría de los tuits aportan enlaces a blogs, a diarios digitales y sitios web de noticias; un buen número contienen citas de famosos, y algunos son netamente publicitarios. Nada es perfecto.

Retomamos el texto de Mires en el acápite donde establece la semejanza de Twitter con el ágora, la plaza principal de la polis griega:

“A tuiter llegan también ciudadanos a manifestar con sus frases entrecortadas diversos mensajes y opiniones políticas”. “La política es palabra y cada palabra es un significante”.

Muchas campañas políticas usan esta herramienta para transmitir contenidos más allá del mensaje textual, con éxito, porque el público tuitero es buen consumidor de significados ocultos, los entiende, los disfruta y comparte. Se enzarza en feroces combates verbales también.

Como vemos, es clara la semejanza entre la red de los trinos y la estructura secuencial del hipertexto, que permite compartir “información de diversas fuentes mediante enlaces asociativos”.

Por alguna razón oculta resulta tentador especular sobre los tuits que hubiesen podido ser, y que no lo fueron debido a que para mala suerte de quienes crearon frases perdurables, la red es cosa reciente.

Desde esta columna esperamos que sean falsas las versiones de que se proyecta ampliar el límite de 144 caracteres para los tuits. Fomentar la capacidad de síntesis es lo mejor que ha aportado hasta ahora.

 

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