San Martín: se hunde el barco

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Iniciamos esta columna con la vieja y consabida frase, “de acabar el campeonato peruano hoy día”, hay tres equipos que se irían a Segunda División. Se trata de Ayacucho F.C. (antes Inti Gas), León de Huánuco y la Universidad San Martín. En esta columna vamos a hablar de este último club, haciendo un repaso breve no sólo de este año, donde han pasado de pelear la Copa del Inca a patalear por no irse a la baja. Sino de la historia de un cuadro que ha sabido ser tres veces campeón del Descentralizado.

El problema de la Universidad San Martín para este columnista siempre será su surgimiento en el fútbol peruano, un origen irregular, con olor a trampa (aunque finalmente no se tratara de nada ilegal), de esos que se arreglan bajo las paredes de una oficina y no en la cancha de juego. San Martín le compró la categoría a Freddy Ames, uno de los “personajillos” de nuestro balompié, dueño del Sport Coopsol en el año 2004. Es curioso, que hoy trascienda la intención de los “santos” de permanecer en la máxima división con un convenio extra deportivo. Tanto los universitarios, como los demás clubes que empiezan a sentir la terrible guadaña, andarían buscando la anulación del descenso y jugar el próximo año con 18 equipos.

Se trata de un despropósito. El fútbol tiene vencedores y derrotados, y las verdaderas instituciones deben aprender a enfrentar ambas situaciones con hidalguía. Las excusas que seguramente empiezan a oírse en los pasillos de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP) y la Federación Peruana de Fútbol (FPF) indudablemente van a ir por el lado del profesionalismo, de ser equipos sin deudas, ejemplares, modelos de gestión y otras tantas flores y versos. Pero, aunque todo eso sea cierto, no tiene nada que ver con su pobre rendimiento en el año.

Justamente, la Universidad San Martín, en la persona de su gerente deportivo Álvaro Barco, fustigó a diestra y siniestra para lograr el orden en el fútbol peruano, interviniendo a los clubes más representativos del Perú. Universitario de Deportes y Alianza Lima tuvieron que aceptar su realidad de deudores, ponerse bajo la directriz de administraciones judiciales, en lo que fue la única gestión exitosa desde el 2010 (en que se coronaron campeones por tercera vez). Ahora se cerró la posibilidad de ganar a cada rato puntos en la mesa, de amagar con huelgas y hasta de retirarse con “bombos y platillos” del campeonato.

Hay una crisis en la Universidad San Martín y no pasa por la contratación de extranjeros (como afectan a otros equipos), en ese aspecto los “blancos” siempre tuvieron buen ojo. Hay irregularidad en sus campañas, fallas decisivas, como traer a Ángel Cappa y “cansarlo” hasta que el malhumorado DT pateó el tablero, al igual que la poca fe mostrada a técnicos peruanos: Franco Navarro y Julio César Uribe. Al “Diamante” le hicieron la clásica “camita” y la directiva estudiantil guardó cómplice silencio.

Lo del argentino Cristian Díaz en la dirección técnica es insostenible. No puede vivir eternamente de su buen momento en la Copa del Inca, tampoco se le puede colocar el epíteto de “intocable” por intentar mostrar un juego ofensivo, pues el defecto de la San Martín es su propuesta inestable, mucho ataque por las bandas (que no siempre funciona) y fragilidad en la zaga. A Álvaro Barco (de quien tengo un buen concepto) y a los dirigentes de la San Martín, hay una frase de la sultana Aixa a su hijo el rey Muhámmad XII: “Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre”. No caigan en esa actitud, peleen por mantener la categoría, sino acepten la baja con hombría.

Foto: Radio Blanco y Negro

 

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