La paciencia del hincha tiene premio con la llegada de Renato Tapia

shadow

 

Renato Tapia es la más grata aparición en el fútbol peruano de los últimos años con derecho a ser considerado en el altar de los mejores en un cercano momento. De hecho puede lograrlo una vez acabe el proceso al Mundial de Rusia 2018.

En su debut como titular con la selección peruana fue sacado de las profundidades del anonimato para mostrarse en sociedad en un partido donde corría el riesgo de ser triturado por la responsabilidad.

La prueba contra Paraguay fue poco más o menos que un examen al filo de la prematura destrucción o ser bendecido por una hinchada que ha tenido suficiente paciencia para que el vacío dejado por los Cubillas, Sotil, Velásquez, Cueto o Chumpitaz, sea ocupado de una vez por todas.

Renato Tapia sabía a lo que se metía cuando le dijeron que arrancaba las acciones ante Paraguay. Aceptó el reto en mangas de camisa y se jugó un partidazo para salir de la grama del estadio Nacional trajeado con un impecable terno de corte inglés.

Renato Tapia es un futbolista de esos que por ratos es iluminado por un talento innato, pasador, creativo, oro puro de todos los kilates, pero de pronto se transforma en demoledor cancerbero, un mixto completo, que se adapta a la necesidad del partido. De saber interpretar con exactitud lo que el técnico quiere de él.

Renato Tapia sabía a lo que se metía y cumplió con suficiencia el rol que le habían encargado. En el gol de Jefferson Farfán había perdido la pelota. Se mordió la lengua por la flaqueza cometida y se convirtió en un fiero recuperador. Un par de arabescos previo al pase a Paolo Guerrero y éste a la ‘Foca’ Farfán para el gol que lo celebró todo el país.

Renato Tapia desde sus inicios en el Esther Grande de Bentín ya era diferente a los 16 años. En envoltorio fino que podía ser tomado en cuenta a futuro.

El ‘Maño’ Aníbal Ruiz fue el primero que observó su talento. Había dicho de él que era un futbolista distinto, talentoso y que podía llegar a ser un futbolista de talla universal.

Tapia tiene luego una historia sacada de un cuento de hadas. Liverpool lo quiso y no pudo tenerlo por una estupidez que hasta ahora lo lamenta. Cuando se fue a probar como zaguero Renato Tapia tenía un metro 80. El técnico requería de un zaguero de un metro 90.

En una segunda intentona el equipo de la ciudad de los Beatles quería tenerlo pero ya no de defensa sino de volante. Tardía decisión porque el Twente holandés había logrado ficharlo hasta julio de 2017.

Daniel Ahmed en su momento lo observó pero no lo pudo acoger porque para el puesto tenía en la Sub 20 jugadores suficientes de su misma ubicación. Se lo perdió Ahmed aunque admitió que Renato Tapia era un jugador fuera de serie.

Ricardo Gareca recibió toda la información necesaria para tenerlo. Una lesión impidió que jugara la Copa América Chile 2015. Pero habría reservado para él una ocasión.

La ocasión llegó ante Paraguay. Tenía el encargo de acompañar a Carlos Lobatón en el mediocampo pero hizo cosas muy distintas. Renato Tapia sabía a lo que se metía y provocó que con él, la selección peruana sacara el bolo ganancioso de un partido que debía ganarse si o si. Se obtuvo los tres puntos ante Paraguay pero por encima de todo, se ganó un futbolista.