No es muy difícil considerar que la mujer colocada en la frontera del éxito y el fracaso, en la historia de los grandes sucesos, eligió el encumbramiento glorioso para imponer su presencia en cualquier campo de la actividad humana.
En el deporte, en la muy viril muestra del esfuerzo del músculo, invadió este territorio para dejar muestras indelebles de su exitoso paso y nada mejor que traer al recuerdo la medalla de plata de las voleibolistas en la Olimpiada de Seúl 88 para confirmar lo dicho.
El tiempo ha pasado y ha dejado sus arrugas pero la admiración creciente por este puñado de corajudas voleibolistas que hicieron inflamar el pecho de los peruanos con la medalla olímpica, no envejece.
El logro olímpico se impone sobre otras actividades para abrir el cofre de los recuerdos y traer al presente las imágenes de aquellos partidos en que cada acción de Cecilia Tait, Gabriela Pérez del Solar, Natalia Málaga, Rosa García, Gina Torrealba o Denise Fajardo proclamaban la vigencia de la mujer en una competencia de tan alto nivel de competencia.
Es que China, Japón y Brasil y a todas las selecciones que enfrentaron eran en ese momento potencias invencibles, indestructibles acorazados, que daban la impresión que las nuestras dejaban el alma en cada mate.
La historia fue escrita así, aun cuando los apologistas del fracaso insisten que la medalla de oro fue el trozo de gloria que se dejó escapar. Nada más cruel para minimizar el tremendo esfuerzo de Man Boc Park y sus chicas.
No sería completa la reseña de alabanzas a la mujer si es que no se reconoce a otras mujeres deportistas que dejaron ejemplares muestras de cariño por la patria. En ese sentido como no evocar a Julia Sánchez, medalla de oro en 100 metros planos en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires en 1951.
Carmela Bolívar, Edith Noeding, Inés Melchor, Gladys Tejeda, Kina Malpartida, Linda Lecca y Sofía Mulanovich entre otras.
En esta evocación recordamos al básquetbol femenino de Perú que ganó el título Sudamericano Extraordinario de Riobamba, Ecuador, y el cetro Sudamericano logrado en Lima en 1977. En esos dos equipos brillaron Bertha Román, Katya Manzur, Karin Junek, Lidia Quintana, Rosa Quelopana y Mariela Picasso, entre otras.
Paloma Noceda, Delfina Cuglievan, Alexandra Grande, Deysi Cori, Angela Leyva y Lesly Cano están igualmente en la marquesina de nuestras deportistas que han dado ejemplo de pundonor y valentía por el deporte peruano.