La selección peruana encanta con su juego alegre pero desencanta también por su inconsistencia para pisar firme en logros como el de no clasificar a un mundial tras su paso por el Mundial de España 82.
Las actuaciones de Perú en la Copa América de Argentina 2011 y Chile 2015 encendieron los mejores elogios por parte de los críticos. El tercer puesto logrado en ambos certámenes puso en sobresalto a los grandes del continente.
Sin embargo sus actuaciones en las Eliminatorias no concilian con lo hecho en las diferentes Copa América. Se ve que hay distancias en su juego. Una cosa ofrece en torneos cortos y en otro se desploma en certámenes de largo aliento.
Es aquí donde nadie se pone de acuerdo. Hay opiniones que intentan desmenuzar el problema, unos más cercanos a nuestra realidad y otros llegando a la conclusión de que todo pasa por un estado mental.
Si se tratara de un asunto psicológico, el equipo no tendría un buen comportamiento en cualquier evento en que se embarcara. Julio César Uribe, célebre por su trayectoria en el fútbol, advierte que la selección peruana no sostiene un mismo rendimiento en torneos largos. Y de ahí que en competencias cortas, se acomoda mejor y llega a un buen rendimiento.
Pedro González Zavala, mundialista en México 70, contó que después de ganar a Bulgaria e Irán, sintiendo que la clasificación para la siguiente fase estaba en el bolsillo, ocurrió un detalle que pocos conocen.
La mayoría, dijo, sintió que estaba la tarea cumplida. Pudo comprobar que muchos descuidaron el estado físico y alimentación. No podían soportar estar más días alejados de casa.
Luego vino el partido ante Alemania y se perdió 3-1. Ese resultado derivó que tocara Brasil de Pelé como el próximo rival. Se perdió 4-2 y de ese modo acabó la participación peruana en el mundial azteca.
De todo ello, se desprende que falta un trabajo mental. Para que el futbolista entienda que las competencias hay que encararlas con lo mejor que puedan ofrecer aun cuando la permanencia en el extranjero dure tanto tiempo.
De todo ello se desprende que el futbolista peruano es complicado. Tiene todo, técnica y condiciones pero por alguna razón se distrae en el juego colectivo y acaso habría que trabajar mucho en el aspecto mental.
En la parte individual nos va mejor. De otro modo no habría explicación para que Sao Paulo contrate a Christian Cueva y le extienda un contrato hasta el 2020. Cueva es el jugador más interesante de la selección peruana. Sin embargo, hay más que pueden llegar a equipos importantes.
Cuando se conjugue todos los criterios habrá resultados. Es cuestión de trabajar. Daniel Ahmed ya está poniendo las bases de un trabajo a largo plazo con los menores.
Es un acierto de la FPF iniciar un plan con miras al mundial de Qatar. Antes no se hizo y ello porque hemos apostado por el resultado inmediato. Es imposible que ocurra, los resultados se obtiene con una buena planificación.
La mediocridad es también parte del entorno y de nuestro manejo institucional, con clubes frágiles, que impiden el desarrollo y de ese modo no se puede avanzar. En este punto se necesita compromiso de los clubes.