Más paz y menos estrés

 

Tres oficinas en tres barrios diferentes y distantes de la gran ciudad de São Paulo. Tráfico intenso… Horas de trabajo que nunca tienen fin, o sólo a las 2 de la mañana, en un barrio a 40 minutos de la casa. Ese era el cuadro que vivía diariamente, hasta que me di cuenta que tenía que cambiar la situación.

Por eso, cuando leo que estadísticas sobre el estrés en Latinoamérica, me imagino bien cómo viven las personas que enfrentan hoy el estrés. La encuesta Chile 3D-2013, de GFK Adimark, informa que uno de cada tres chilenos vive muy estresado. En Argentina y Perú, 8 de cada 10 trabajadores padece de estrés.

Nadie vive estresado porque lo quiere. Estoy segura que muchos intentan salir de esa situación, pero se sienten atrapados. Por eso, como todavía enfrento circunstancias que pueden ser calificadas como estresantes y no me siento estresada, comparto algunas técnicas que utilicé en aquella época y que sigo utilizando:

• Antes de acostarte, prepara una lista de prioridades para el día siguiente.
• Antes de levantarte, toma unos minutos para tranquilizarte, afirmando que vas a poder realizar bien tus tareas, en orden de prioridad, y también lo que aparezca durante el día, sin perturbarte. Eso te ayuda a empezar el día relajado y confiado.
• Si duermes poco, busca un momento durante el día, en una sala tranquila, o en tu propio escritorio, donde puedas cerrar tus ojos, quizás por unos 5 o 10 minutos, y nuevamente afirma que tendrás la paciencia y sabiduría para hacer tus tareas.
• Cuando puedas,duerme por unos 10 minutos dentro de tu horario de almuerzo. Eso a mí me ha hecho sentir mucha energía, como si hubiera dormido horas.
• Habla menos acerca de tu trabajo. Leí un artículo en el cual un médico dice que muchas personas hablan sólo de lo ocupadas que están. El menciona la importancia de cambiar esa mentalidad y enfoque.
• Haz tus tareas con alegría.
• Busca tiempo para estar con tu familia y amigos. Cuando estés con ellos, no hables de cuán ocupado estás, sino de cuantas cosas buenas estás realizando. En esos momentos, olvídate de tus compromisos y relájate.

Cuando quitas el estrés de tu mente, el cuerpo corresponde con más vitalidad. Ese cambio de enfoque te va a ayudar a disfrutar de tu día, a vivir más tranquilo, a tener más paz y menos estrés.

(Escribe: Leide Lessa, maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe sobre salud.
Twitter: @leidelessa).

 

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