¿Diálogo de sordos, de mudos, o las dos cosas?

 

No creo que esta sea la hora de los lamentos y menos de buscar revanchas. El presidente Kuczynski no tiene porqué decir “usos de la guerra son los de vencer o ser vencidos”, ni tampoco “tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. Está ubicado en un escenario completamente diferente y en otros tiempos de la historia del país. Pienso que más bien es necesario que haga uso de sus mejores experiencias como negociador o, mejor aún, si agarra su flauta dulce con tal maestría que la serpiente pueda moverse al ritmo que le toque. Todo esto dicho sin el menor ánimo de ofensa a nadie.

Lo expresado viene a propósito del reciente diálogo sostenido con Keiko Fujimori, quien aunque no ejerce la presidencia del Poder Legislativo, es la jefa de la agrupación política que controla la Cámara de Representantes. Carece de mandato ciudadano, pero manipula a su regalado gusto el accionar de tal Poder. Luz Salgado, Luis Galarreta, Héctor Becerril no pasan de ser sus mandaderos. La actuación que les cupo durante la censura al ex ministro Jaime Saavedra es prueba de ello.

Pero ahora hay necesidad de correr contra el tiempo, tomando en serio que la ciudadanía va mostrando de a pocos su desaliento tanto por la gestión presidencial como por el comportamiento de una oposición fujimorista que de constructiva solo tiene el membrete. La cita, aunque privada en casa del Cardenal Cipriani, tiene su valor y debe tomarse en consideración. Uno y otro, luego de orar en la capilla del Primado y dialogar directamente deben de saber, seguramente, que está prohibido mentir, que se puede engañar a todos durante un tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. El de arriba les debe haber escuchado y eso merece respeto.

Ahora bien, bajando al mundo terrenal, nosotros simples mortales, que no hemos oído ese diálogo, que no sabemos si efectivamente fue una conversación muy útil, franca y constructiva, pregunto ¿debemos ser crédulos o pasar simplemente como papanatas? Hay que tomar en cuenta las experiencias vividas a lo largo de la era republicana, las que han dejado un sabor amargo para las grandes mayorías, para esos millones de personas que, generación tras generación, viven en la mayor de las pobrezas, olvidados o excluídos, convertidos en esclavos de los que amasan fortunas, de la avaricia, del egoísmo y de la barbarie.

El mundo terrenal es áspero, cruel, pero al menos no nos quita el derecho a soñar. En ese sentido, roguemos porque la conversación muy útil, franca y constructiva, que ha mencionado el presidente Kuczynski sea así y que se convierta en hechos. Al mandatario tenemos que hacerle recordar que nos prometió crear 3 millones de puestos de trabajo formales, crear el ministerio de Apoyo a las Regiones, crear un seguro de desempleo, incrementar el turismo interno, crear el ministerio de Infraestructura, concretar el primer complejo petroquímico del Perú, reforma del Poder Judicial, agua potable para todos, fortalecer los créditos hipotecarios, acabar con la corrupción y darle seguridad ciudadana a la población, entre otros puntos.

Y por el lado de Keiko Fujimori, tenemos que decirle que ofreció recoger el mandato de los ciudadanos para poder atender sus demandas sociales, hacer del Perú un país “donde todos vivamos en armonía entre nosotros, con nuestras comunidades y el medio ambiente”, todo ello “con un crecimiento económico que beneficie a todos los peruanos” y “les permita el progreso, de manera especial de aquellos que aún tienen menos oportunidades de desarrollo”. Sus palabras siguen vigentes. Por eso mismo es que, aunque en boca del mentiroso, la verdad se hace dudosa, es menester que el diálogo al que ha concurrido, luego de seis meses de espera, se convierta en el inicio de una mejor etapa para la gobernabilidad del país.

El incumplimiento de lo tratado en esa reunión íntima, más tarde que nunca, será causa de sanción cívica de parte de un pueblo, que no merece continuar viviendo en la perversidad del engaño y de la frustración. Entre tanto, no es nada malo dialogar con todos aquellos que tienen una cuota de mandato popular.

 

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