Acéptalo, Barcelona fue más

 

El fútbol de la Champions League es de un poderío aceptado universalmente cuyo modelo provoca copias mal hechas porque Barcelona, Real Madrid, Bayern Múnich y Nápoles son únicos y no admiten ser clonarlos.

Así, los aficionados del fútbol mundial reparten sus gustos con algún club europeo y las amarguras residuales de sus equipos caseros que no calzan la talla y acaso la identificación de los números en los dorsales sea igual acá o Sebastopol. El ‘10’ de Lionel Messi en el Barcelona es igual al ‘10’ del Once Amigos de Carabayllo.

Barcelona, equipo que conduce Luis Enrique, ofreció su mejor show escénico para ganar la pulseada al PSG de Edison Cavani por un épico 6-1 que a estas alturas, enfriados los ánimos, los tiradores del mal desinflaman la proeza catalana con argumentos de amañamientos, actores de reparto que fingen para impresionar al árbitro y las sospechas del rival parisino convertido en mansito gatito.

Los susurros cargados de malicia apuntan a que el logro del Barcelona tuvo cómplices en la cancha, con dardos hacia el árbitro alemán Denis Aytekin que se vistió de azulgrana con dos penales regalados y otro que no cobró en contra de Di María. El propio Javier Mascherano aceptó horas más tarde que fue penal el cometido al ‘Fideo’ tal como se le conoce a Di María.

O sea que Barcelona tuvo un triunfo a la criolla, de guitarra y cajón, con trafa que opacan su glorioso triunfo de un partido que difícilmente pueda repetirse por las circunstancias en que se dio, un resultado adverso de 4-0 en la ida, en un momento dado de 3-1 en contra el Camp Nou y la necesidad de hacer tres goles para poner la casa en orden en tan solo 15 minutos.

Se dieron los goles por majestuoso tiro libre de Neymar y otro más del genial brasileño y finalmente Sergi Roberto sellar el score que daba al Barcelona el pase a cuartos de final.

Los hinchas postizos del Barcelona cuya distancia tan lejana geográficamente que supera los 10 mil kilómetros estuvieron cerca de la celebración como si fueran a darse un abrazo con los hinchas catalanes en el Camp Nou.

La gente que considera y valora el esfuerzo del Barcelona supera largamente a los pocos que quieren echar lodo a un resultado que viéndolo del lado amable, contagia. Ese contagio, lamentablemente, es lo que no vemos en los equipos peruanos.

En fin, el fútbol es el que salió ileso de todo esto. Fue también el empuje, el orgullo, el sacrificio y la fe, todo ello, puesto al servicio de un resultado que tuvo una respuesta en goles de fantasía.

La única salvedad es que Luis Suárez tiene inoculado el bicho de la trampa. Si es que no muerde a los rivales, inventa jugadas, con avezados piscinazos para sacar provecho de su picardía.

Con el tendremos que tener cuidado, viene con la selección uruguaya a Lima para enfrentar a la selección peruana el martes 28 de marzo en el estadio Nacional por las Eliminatorias Rusia 2018.

En esta fecha doble nos jugamos toda la chance de clasificación para el mundial venidero y no queremos que un jugador avispado como Luis Suárez nos eche a perder la ilusión.

 

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