La selección peruana ya no usa la calculadora

 

En anteriores procesos a estas alturas la selección peruana había resignado su suerte de jugar un nuevo mundial. Eran épocas en que zigzagueamos sin rumbo y mendigábamos un cupo. El uso de la calculadora no ayudaba mucho y más bien nos daba dolorosa realidad: Con todas las sumas no alcanzaban los puntos.

En esta clasificatoria para Rusia 2018 el camino premundialista tuvo un inicio repetido del pasado, torpe y malicioso. Incoloro y amargado. No había por donde lograr algún crédito para que todo cambie.

Sin embargo se corrigió en el trayecto. Hoy la calculadora la dejamos de lado porque esos dos triunfos seguidos ante Bolivia y Ecuador nos ha dado vida para continuar peleando un lugar para llegar a Rusia.

Lo bueno es que dependemos de nosotros. Estamos en carrera y ojalá que no acabe en un desplazamiento alocado y conservemos la mesura para afrontar los dos últimos partidos.

De hecho que no estamos clasificados pero queda cerca, bastante cerca que quedará resuelto en un mes cuando enfrentemos a Argentina de visita y finalmente Colombia en Lima.

Se necesita ganar al equipo de Lionel Messi para alejar los fantasmas de la eliminación y quedarnos con el cupo directo al mundial después de 35 años de sequía mundialista.

Debemos entender que se vienen 180 minutos de sufrimiento y mucha concentración para que el partido ante los rioplatenses sean un alargue de la racha que inicia contra los del altiplano.

Todo este momento de satisfacción y gozo lo ha logrado Ricardo Gareca al encontrar un grupo de jugadores permeables a unirse en una sola idea y remar juntos.

Los hallazgos del ‘Tigre’ pasa por consolidar jugadores que al comienzo eran suplentes y esta vez Flores, Cueva, Carrillo, Hurtado y Yotún son piezas que encajan en el rompecabezas de Ricardo Gareca.

El juego colectivo de Perú es fundamental para que el rendimiento se vea en la cancha. Argentina podrá tener estrellas galácticas pero no tienen un equipo y esa es la ventaja peruana.

No estamos todavía en el mundial. Falta ese tramo pequeño para coronar ese esfuerzo para llegar a Rusia en medio de una sensación en que es posible acabar con tantas frustraciones.

 

 

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