El presidente y la postulante frustrada

 

Muchas puertas se le habían cerrado por años a María Enríquez antes de escuchar un sí. Ella quería estudiar en la universidad, cosa que en su época, por costumbre y por ley, era “cosa de hombres”.
Ella fue la primera estudiante universitaria en el Perú gracias a que la presidencia de la república la ocupaba entonces nadie menos que Manuel Pardo Lavalle: Liberal, demócrata, progresista. El primer presidente civil era como político, unarara avis que sabíamirar mucho más allá de la coyuntura.
Manuel Pardo le tendió una mano al emitir la resolución suprema que permitió a María Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara postular a la universidad. Lo hizo en el Cusco, su tierra natal, donde ingresó en 1875 a la facultad de leyesdespués de superar los exámenes. Quería ser abogada.
Es poco probable queotro gobiernohubiese apoyado esta demanda por un derecho femenino como el que reclamaba María Trinidad, y en tal caso latenaz postulante cusqueñanunca hubiese penetrado en el sagrado recinto donde el poder masculino acaparaba el saber.
Ninguna mala intención, por supuesto, solo prejuicios, que son a veces tan dañinoscomo las peores intenciones.
Lo que tuvo que ver Manuel Pardo Lavalle en esta historia no es anecdótico. Su idea de progreso pasaba justo por donde debía: El avance femenino hacia la igualdad,para lo cual estableció la educación secundaria para las mujeres además de la educación primaria universal y gratuita.
Ambos fueron pasos en la dirección correcta.El civilista Pardo estaba interesado en institucionalizar al país yera un convencido de que la educación debía llegar a todos los peruanos, no solo a las élites ni solo a la mitad masculina de la población.
El fracaso de la alianza defensiva firmada con Bolivia durante su gobierno no cancela el mérito de sus lineamientos en política interna; otras causas jugaron en ese caso desafortunado.
Esos fueron años de esperanza para el Perú, pese a la constante amenaza proveniente del sur y pese también a la crisis económica que le tocó enfrentar, pero lo bueno –dicen- es efímero yen 1978 Pardo fue asesinado a resultas de un complot por intereses políticos y económicos.
Después de terminado su período de gobierno (1872 a 1876), estaba al frente del Senado y se daba por seguroque ganaría las elecciones en 1880.
Muchos no querían un Perú moderno conducido por un liberal progresista, donde hubiese instituciones sólidas y equilibrio de poderes. El caudillismo rendía mejores frutos y era más permisivo con los negociados.
El asesinato de Pardo golpeó a la sociedad pensante. El hijo de Felipe Pardo y Aliaga había caído a balazos al salir del Senado,en una emboscada que fue planeada con esmero, cuidando el mínimo detalle.
“Ese crimen asesinó al Perú”, escribió el historiador italiano Caivano(según recoge Juan Luis Orujo en su blog”Rumbo al Bicentenario”). Y dijo bien el historiador,porque justo un año después de tan repudiado crimen, la guerra del Pacífico sorprendió al país sin liderazgo. Y ya sabemos lo que pasó con los gobernantes en ese período negro de nuestra historia.
Poco después María Trinidad Enríquez terminó sus estudios, pero nopudo ser bachiller ni abogada porque la ley no permitió que las mujeres accedieran a grados ni títulos universitarios sino hasta ¡1908!…
Mujer tenaz, no se rindió con ese nuevo revés: Convertida en activista fundó la Sociedad de Artesanos del Cusco y fue también periodista en su calidad de editora del periódico “radical” La Voz del Cusco.
¿Dónde convergen la vida de la precursora María Trinidad Enríquez con el fundador del civilismo? Su punto de contacto fue haber mirado más allá del horizonte y haber desterrado prejuicios; por lo menos, haber iniciado esta tarea que todavía tiene muchos pendientes.

 

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