Cómo no extrañarlo

 

La temprana desaparición de Daniel Peredo ha unido al país en dolor inmenso que no se resigna a pensar que su voz ya no será escuchada en sus relatos apasionados cuando le tocaba narrar los partidos de la selección peruana.

Todos nos sentimos afligidos y nadie es ajeno a sentir congoja y tristeza por un periodista deportivo que a todo el mundo cayó bien. Fue una forma de vida que mantuvo y nunca se apartó, pese a los puyazos de quienes lo buscaron para que sea alguna vez confrontacional.

Nunca lo hizo y eso tiene un mérito que muchos no logran entender. Y ello fue el principal ingrediente para que fuera admirado y tener de repente más hinchas que algún futbolista de poca aceptación.

Con el paso de las horas, su imagen crece y se vuelve en un personaje enorme que en vida fue admirado y en su muerte, alcanza otras dimensiones a la par de lo que Pocho Rospigliosi o Humberto Martínez Morosini fueron como referentes en el periodismo deportivo.

Su presencia se hará más notoria conforme se acerque la participación peruana en el Mundial de Rusia 2018. Ya no será posible que pueda narrar los partidos de la selección en la justa mundialista.

Daniel Peredo en vida jamás pensó que tuviera tanto arrastre popular y fuera tan querido. Tal vez nunca se preocupó en construir una imagen a su alrededor porque jamás se sintió una estrella.

Su muerte deja un tremendo vacío en el gremio periodístico que de alguna manera lo sintió como un ariete que abría trocha para que la profesión tuviera un posicionamiento en el ambiente deportivo.

Además, Daniel Peredo dejó un estilo que no será posible imitar porque todo le nacía de su inspiración y dejó su sello en cada partido en que el oyente podía contagiarse de la narración.

Muchas dirán que lo conocieron y eso poca importa porque ya se hizo universal su recuerdo en que todos podemos llorarlo pero desde donde se encuentro podamos percibir su amplia sonrisa. De ese rostro que jamás perdió de sonreír, ni siquiera en los peores momentos.

Daniel Peredo tuvo un mérito más acorde con su forma de vida. Siempre tuvo fe y creyó que la clasificación al Mundial de Rusia 2018 era posible, aun cuando las matemáticas lo desmintieran.

Si Ricardo Gareca en solitario le puso punche a la clasificación, Daniel Peredo hizo el coro a una petición que era inalcanzable pero real después de todo.

 

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