Es “nice” decirle “ajj” a las películas peruanas

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El titular de esta columna suena chistoso, pero en realidad no es para reírse, es otro ejemplo más que refuerza la vieja frasecita “el peor enemigo de un peruano es otro peruano”. Pruébelo en una reunión de amigos y pregunte sobre cualquier estreno nacional, la respuesta de más de uno será: “cine peruano, que aburrido”, “yo no gastó mi plata en esas películas”, “es nacional, debe ser malísima”.

Sin embargo, son los mismo que llenan las salas cinematográficas para ver a Adam Sandler echándose flatulencias, a Vin Diesel correteando en las carreteras en persecuciones larguísimas, o a la décimo cuarta secuela de un filme de terror donde la trama siempre es la misma, un loco con una sierra cortando a tajos a adolescentes calentones. Pero como son hechas en Hollywood si es “nice” ir a verlas.

No hace mucho leía un post en Facebook de un sujeto que regañaba contra Asu Mare 2 por ser supuestamente burda e inculta, para luego endiosar Rápidos y Furiosos 7. No tengo nada en contra de la película que viene siendo la más taquillera del 2015 en el mundo entero, pero no es una cinta culta. Es puro entretenimiento y nada más, Paul Walker murió y dejó esplendidas cifras de espectadores, pero no se trata de un Leonardo DiCaprio (por mencionar a alguien de su misma generación) que tiene un currículo lleno de impresionantes roles dramáticos.

Dicen que nuestra cinematografía apela a la vulgaridad, que es rudimentaria, sin embargo filmes como Climas o El Evangelio de la Carne (celebradas en los más reconocidos festivales del sétimo arte a nivel global) no recibieron el apoyo del público peruano. Es cierto, el cine peruano no es como el argentino, español o mexicano (les va mucho mejor), pero como espectadores tampoco somos como ellos. No apoyamos, nos burlamos, nos sentimos superiores por ponerle “cara de asco” al trabajo de nuestros compatriotas. Carecemos de identidad.

Me voy a referir a tres películas hechas meramente para entretener y que refuerzan las estadísticas que, a pesar del ninguneo de los cultos espectadores peruanos, el cine nacional se ha vuelto prolífico. Al filo de la ley, La herencia y Cementerio general 2, una policial, otra cómica y la tercera, que saldría el próximo año, de terror.

Al filo de la ley intenta recrear el éxito de Rápidos y Furiosos en nuestra realidad, por supuesto no seas iluso y creas que vas a ver los mismos efectos especiales que costaron cientos de millones de dólares (el peruano es inventivo, pero tampoco es mago). Con Julián Legaspi, Renato Rossini y Millet Figueroa, además del extraordinario Reinaldo Arenas, se estrena este nueve de julio la película con bastante acción y velocidad. Anda con el ojo generoso, se peruano, y guárdate en tu casa la libretita para apuntar errores.

Estuve viendo el tráiler de La herencia, que también se estrena este mes patrio, y la verdad me pareció una opción simpática. No es comedia fina británica al estilo de El exótico Hotel Marigold (pero seamos sinceros, tampoco muchos peruanos vieron esta extraordinaria cinta, ni tampoco la genial Gran Hotel Budapest, es que nadie soltaba un gas), pero la cinta con Tatiana Astengo, Christian Thorsen y Aldo Miyashiro parece capaz de arrancar una carcajada. Vamos, ríete y apoya a tus paisanos.

Cementerio general sí tuvo su gente, y ahora al sumar a Édgar Vivar (el entrañable Señor Barriga) probablemente hablemos de un éxito aún mayor. Ya se habla de una biografía fílmica de Frágil (historia viva del rock peruano) que se llamaría Avenida Larco. También se rumorea la “pela” sobre la vida de Pedro Suárez Vértiz, y una de un súper héroe peruano (iniciativa que ya fue “comidilla” de los apátridas en las redes sociales). Tú sabes que me da ASCO, los peruanos que reniegan del Perú.

 

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