No sé si usted sabrá, que estando el genial Charles Chaplin de paso por París, leyó un aviso en el diario, mediante el cual, se convocaba a “imitadores de Chaplín”, a competir por un interesante premio económico.
Bueno pues, motivado el citado genio, se inscribió, participó…y… quedó CUARTO…aunque Ud. no lo crea.
Sería por eso, que ya en su quieto atardecer, frente a la inmensa belleza de un lago ginebrino, “Le Grand Charlot”, dijo lo siguiente: “Un día sin risas, es un día perdido”.
-Y haciendo honor a la frase, voy a intentar hacer cosquillas a los cerebritos de mis amables lectores, contándoles lo siguiente: Cierta mucama, encara a su patrona diciéndole: “Señora yo de aquí me quiero ir, porque me lo han engañao y yo no aguanto eso…”
-“¡Pero dime Torcuata!…¿En qué te hemos engañado?-argumenta la señora.
-“Bueno pues”, -alega la muchachona-“Cuando vine a trabajar en esta casa, me enseñaron un cuarto, diciendo aquí vas dormir. Y a la entrada, un cartel decía: ¡El Señor estará siempre contigo. Y aura, ya han pasado seis meses y el señor, dos veces nomás, me ha entrao… y borracho entuavía..!
Lo que sabe el chofer
En otro caso, enterada la señorona de que su esposo pretendía fugarse con la cocinera, encara a la susodicha y le ataranta: “Quiero que me digas, qué razones tiene mi esposo para fugarse contigo”.-A lo cual, la interfecta responde: “Le voy a decir, señora. Yo lavo y plancho la ropa, mejor que usted”.- ¿Y quién te ha dicho eso?-repregunta la doña.- “Su esposo me lo ha dicho”,-explica la interrogada.
-¿Y eso, es todo?- reintenta la señora.-“No”- retruca la cocinera.-“Yo cocino más rico que usted”. -¿Y quién te ha dicho esa tontería?- ataca otra vez la doña.- “Su esposo me lo ha dicho”, requiebra, la graciosa.
-¿”Y…”- dice la preguntona,- ¿Esa es una razón para que mi esposo se vaya contigo? .- “No señora”- sobreexplica la pre fugitiva: “Es que yo, en la cama, soy mejor que usted”.- ¿Y qué?¿Eso también te ha dicho mi esposo?…
-“No señora”. Eso, me lo ha dicho el chofer…!- remató la coquetona. ¿Qué les parece?
La reencarnación
Cierto matrimonio de amantes esposos- se había hecho la promesa de que el primero en morir, volvería del más allá, para contar al sobreviviente, cómo era la cosa por allanga. Y entonces, pues, muere el marido y su inconsolable viuda, concurre al estudio de un afamado médium para lograr que el difunto, honrara su promesa.
Así pues, luego de las invocaciones y otros chacoveos de rigor, el pata del más allá, se aparece en el más acá y dice:
“Aquí estoy…yo mismo soy”- y ahicito nomás, la viudita se arranca a preguntarle cómo le va por el otro barrio.
Y el tío le dice: “Más o menos. Duermo hasta tarde, me despierto y enseguidita hago el amor. Luego desayuno –con verduritas nomás- hago el amor otra vez y me voy a correr por los campos. Luego vuelvo, hago el amor y…
-“Oye”-lo interrumpe su adorada-Entonces, tu estarás en el cielo…porque eso de hacer el amor a cada rato…
-Nooo…-la interrumpe el frío rico.- “Lo que pasa, es que me he reencarnado en conejo y estoy viviendo en la campiña piurana…-¿Cómo la vieron? ¡Hasta la otra!