La crisis de la democracia representativa

 

La conducta desarrollada por la ex congresista Rosa Bartra Barriga, en una serie de hechos de interés público y, en el caso concreto, cuando ejerció la presidencia de la Comisión Investigadora del caso Lava Jato, que concluyó eximiendo de toda responsabilidad a Keiko Fujimori y Alan García Pérez, constituye una manifestación de la crisis de la democracia representativa. En tanto la ciudadanía mayoritariamente comulga con el interés general de combatir a fondo todo hecho corrupto, la citada ex congresista ha dado muestras de un pensamiento distinto.

A estas alturas, cabe preguntar ¿cuáles son las desventajas del régimen de democracia representativa o indirecta? Y la primera respuesta que nos vienen a la memoria es que la primera de esas desventajas sería una excesiva intermediación entre ciudadanía y poder. A ello habría que agregar una segunda respuesta: la existencia de aparatos jurídicos más o menos grandes y complicados, que buscan el perfeccionamiento alambicado de las decisiones y de la vida política. Ampliando el concepto se puede parafrasear: De la vida política en general y, especialmente, de la vida partidaria de la maquinaria estatal y del proceso de las decisiones.

Lo anterior nos lleva a la conclusión que todo eso hace que a la ciudadanía no le resulte comprensible lo que pasa en esa maquinaria de intermediación-poder. Y por consiguiente, crece la opinión de que existe mucha oscuridad en los procesos institucionales.

En nuestro país ya está anunciada la convocatoria a elecciones complementarias para representantes ante el Congreso de la República. Por eso lo expresado líneas arriba tienen explicación y también llama a una reflexión que permita la elección de hombres y mujeres que se encuentren en capacidad de parlamentar, no tanto por la grita sin fundamento que hemos observado en los últimos tiempos en los repudiados congresistas, sino más bien animados por la firme voluntad de poner talento y conocimiento al servicio de una sociedad que realmente disfrute de la democracia  y con ella del bien común.

En los viejos textos de la ciencia política se encuentran otras respuestas. Recuerdo a Roberto Papini y su trabajo titulado “La participación de los Ciudadanos en el Poder Político”. En esa obra contrapone el hambre de transparencia y de claridad de la gente a esta oscuridad de los mecanismos institucionales, los cuales permiten o facilitan acuerdos bajo la mesa, que son contraproducentes al interés nacional. Esa convivencia de fujimoristas y apristas es un ejemplo de lo que nunca más debería repetirse. Ahí primaron los intereses personales y de grupo antes que los intereses nacionales.  Esa oscuridad con el más natural alejamiento, extrañamiento  de la gente respecto de esos procesos, señala Papini  hace devenir  una inautenticidad de los mismos. Se vuelven inauténticos porque la gente no participa de ellos, no los respeta. Se presta a una serie de manipulaciones de trastienda, en las cuales los beneficiados son los dirigentes políticos y no los militantes y mucho menos los ciudadanos.

 

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.

605537
V: 2622 | 23