Mientras éramos como “The Beatles”

 

(SÓLO PARA VARONES)

DISFUNCIÓN ERECTIL

Jóvenes, felices e indocumentados, ¿quién iba a pensar en la vejez y mucho menos en la decadencia consecuente, pero, ésta, como en el poema vallejiano, suele anunciarse: “tal vez, por esos potros de bárbaros Atilas/ o los Heraldos Negros que nos manda la muerte”.

Si pues, todo nos duele, las chibolas, nos llaman: «tío» y… lo que en su momento, debiera funcionar, suele hacerlo a medias y  a veces, para qué les cuento, si los muchachones, que ayer brillaron por sus triunfos, hoy, se dedican a inventar mentiras o  desengañarse con el huarapo, una que otra pastillita, presuntamente “mágica”.

O la concentración yoga hoy superada por la “programación psico lingüística” y otros cuentos que promueve internet, sumados a conferencias de auto superación y -cómo no- la complaciente, esforzada, comprensión de algunas “amiguitas” de otros tiempos.

En fin, como  inmortalizara mi extrañado brother, el “Profe Zandrox”, cuando se le paró el reloj pulsera, al instante de cerrar una puerta: “algo es algo, pues, ¿qué le vamos a hacer?”.

Pero, conforme avanza la ciencia -que no decía nada, antes del descubrimiento del sildenafil, que rebotó en “Viagra” y un verdadero “boom” de ofertas hechiceras que inunda “las redes”- ahora, ha anclado en Lima, una muy seria clínica que ofrece solucionar este agobiante problema de los amadores fatigados.

Su frase “emblemágica” es: “”El problema es solucionable y yo, naturalmente preocupado por mis antiguos compañeros de pachanga, ya llamé por teléfono, pidiendo una  cita. ¡Tranquilos muchachones!… Después les cuento. ¿La revelación? ¡Completamente gratis, en lo que a mí respecta!… En cuanto a la clínica… recién voy a averiguarlo. En la desesperación…¡Hermanos!

 

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