El proceso eliminatorio para Qatar 2022 transcurre dentro de lo previsible, bajo amenaza, por una pandemia mortal y su reguero de miedo y terror que deja a Conmebol y FIFA que ante la Covid 19 el poderío de ambos apenas sirve para desatar lo que antes armaron.
Así, se han visto obligados a suspender la fecha doble de marzo a Qatar 2022 ante la imposibilidad de encontrar soluciones, sin poder atender el reclamo de un grupo de quejosos de Europa que se resisten a ceder a sus jugadores especialmente los que tienen destino a Sudamérica.
La suspensión de la fecha de marzo obliga a mover el calendario, ajustar las fechas ya programadas y en ese escenario obligar a las selecciones a someterse a una larga maratón de partidos, 14 en seis meses apenas.
Se convertirá las eliminatorias a Qatar 2022 en un proceso de resistencia, de quien podrá resistir las exigencias de una carga de partidos al borde de ser inhumano. En ese sentido el equipo peruano no tiene tantos jugadores de nivel por lo que ello podría ser tomado como una desventaja.
Encima la Copa América de medio año tiene que jugarse sin que se modifique lo programado, algo que por ahora Conmebol y FIFA tienen armado el fixture pero que en los meses de julio y agosto, la carga viral puede obligar a tomar otras decisiones.
Ahora bien, en lo que a la selección peruana atañe, la suspensión es ventajosa porque dará tiempo para la recuperación de Paolo Guerrero tras la dura lesión de agosto del año pasado. La posibilidad de que Jefferson Farfán abandone la lista de desocupados y pueda tener equipo donde ponerse a ritmo futbolístico es otro atenuante beneficioso.
La tregua permitirá que la MSL pueda iniciarse y los peruanos en el campeonato del Tío Sam ponerse en saludable ritmo de competencia porque Ricardo Gareca necesita a jugadores que están en actividad.
La selección peruana gana tiempo en estos aspectos donde salvo los casos de Pedro Aquino en México y Renato Tapia en España, que le dan a la bicolor un agregado de competitividad, no es pareja la situación.
De este modo el camino a Qatar 2022 se hace a tientas, en oscuridad, miedo y dudas que hace pensar que podría ser suspendido, algo ya le pasó a los organizadores de Tokio 2020.
Estas últimas líneas para unirnos a la pena de todos en el fútbol peruano por el deceso de Miguel Miranda Campos, un arquero que alcanzó un buen grado de competencia como que fue arquero de la bicolor en cuatro procesos de Copa América.
Los que conocieron a Miguelón tiene coincidencia en destacar su lado humano, de buen carácter, juguetón y muy solícito a extender su mano las veces que era requerido. Paz en su tumba, arquero.