Jesús Zamudio: gallinazo sin plumas en el banquillo (I)

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Después de 15 años de evadir la justicia, el coronel EP (r) Jesùs Zamudio Aliaga, deberà responder por la ejecución extrajudicial del emerretista Eduardo Cruz Sánchez (a) ‘Tito’, tras la Operación Chavin de Huantar y el rescate rehenes de la residencia del embajador del Japón, en 1997.

Tenía una orden de captura emitida por el Poder Judicial desde el año 2002 y su ausencia dio lugar a una serie de versiones distorsionadas de que, las investigaciones por este caso “manchaban” la operación de los comandos, pese a que se trataba de un caso personalizado.

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De acuerdo a los expedientes judiciales, Jesús Zamudio fue, junto con Roberto Huamán Azcurra, quienes encabezaron un segundo grupo de hombres armados a los que el exministro de defensa, Aurelio Loret de Mola, llamó “gallinazos”.

Estos hombres encapuchados , según algunos testigos presentes durante la operación Chavín de Huántar, ingresaron a la casa una vez que el rescate se había dado por concluido, por lo que su actuación es otalmente ajena a la Operación Huantar que realizaron los comandos militares.

Tras el rescate de rehenes el emerretista “Tito” es reducido por dos policías, uno delos cuales se comunica por radio con Jesús Zamudio, designado jefe de seguridad de las casas que se encontraban en los alrededores de la residencia.

“Zamudio, que en ese momento se hallaba al interior de ésta, les contestó: “Ténganlo allí, ya mando por él”. Un comando acudió hasta el lugar. “Prácticamente lo alzó en peso a Tito”, declaró uno de los dos policías. (Caretas 23 de mayo del 2002).

Los rehenes del primer grupo rescatado por los valerosos comandos coinciden en  que “Tito” encontraba confundido entre ellos por lo que, apenas se sintieron a salvo lo denunciaron ante los policías encargados de darles seguridad.

Dos policías lo capturaron vivo

Las investigaciones judiciales establecieron que dos policías redujeron al emerretista desarmado, tirándolo al suelo con sus manos enmarrocadas hacia atrás, quedando en un claro estado de indefensión.

De inmediato dieron cuenta de lo sucedido  al teniente coronel EP Jesús quien envió a a suboficiales de la Policía Nacional, Raúl Robles Reynoso y Marcial Torres Arteaga , quienes a su vez lo entregaron con vida.

Lo extraño, por decir lo menos, es que se encontrò el  cadáver de «Tito» tirado en el pasadizo que comunicaba con la casa del embajador del Japón, con un balazo en la nuca.

Pese a las presiones de todo tipo de elementos vinculados al desaparecido Servicio de Inteligencia Nacional, SIN, los suboficiales PNP Robles y Torres no solo ratificaron esta versión durante las investigaciones policiales y, posteriormente, ante el juez instructor.

Ejecuciòn extrajudicial

El cadáver de Eduardo Cruz Sánchez fue hallado muerto  en la parte lateral de la residencia y la primera versión, de  que había muerto en combate, se desmoronó a los pocos dìas.

Los testigos coinciden en que  “Tito” fue entregado vivo al coronel Jesús Zamudio, quien intentó por todos los medios de presentarlo como producto de un enfrentamiento armado…hasta que el oficial se dio a la fuga.

Los mencionados policías ratificaron que  «Tito» iba confundido entre un grupo de rehenes -donde se encontraba el diplomático japonés Hidetaka Ogura y algunos magistrados supremos- que llegaron hacia una de las casas aledañas, ubicada al postigo de la residencia japonesa que da al jirón Marconi.

«Cuidado que él no es rehén», se escuchó.

Las dudas se incrementaron cuando los peritos de la DIRINCRI establecieron que extrañamente el único cadáver con un disparo en la cabeza  es el de Eduardo Cruz Sánchez (a) «Tito».

Exceptuando a un  emerretista abatido en la terraza, virtualmente al alcance de las cámaras, «Tito» fue el único que se encontró fuera del edificio.

El diplomático nipòn, Idetaka Ogura, se convirtió en pieza clave de este caso porque, desde Tokio, ratificó su versión para que Japón y el mundo conocieran la verdad de lo sucedido, lo que le valió ser blanco de ataques tanto de los abogados de Zamudio como de los defensores de la insostenible hipòtesis de «muerte en combate».

No se trata de un testimonio solitario porque otras declaraciones dejan entrever que “Tito” habría sobrevivido tras el rescate de los rehenes.

Al respecto, la revista Caretas señala: Un ex rehén y ex jefe de la DIRCOTE, el general PNP (r) Máximo Rivera Díaz, afirma que el actual presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema, Hugo Sivina, le contó que vio vivo a «Tito».

«Ahora sí puedo decirlo. El y los otros magistrados sí podrían contar qué es lo que sucedió realmente. Después, casi al año siguiente, me encontré con el vocal Sivina en Hiraoka -él estaba con su esposa y yo con la mía- y nuevamente me confirmó la versión».

Consultado el doctor Sivina, señaló que él sí vio algunos emerretistas en pleno enfrentamiento, en medio del humo y las balas, pero nunca vio a «Tito» u otro terrorista, vivo después de la operación. «

Nosotros los vocales supremos fuimos los primeros en llegar a la casa contigua. Los vocales Mario Urrelo y Luis Serpa estaban heridos, yo también tenía una herida en el hueso ilíaco.

Después llegó Ogura con los otros funcionarios japoneses, seguramente en el trayecto llegó a ver algo, un emerretista vivo o una ejecución, como dice. Ahora el ex jefe de la Dincote quiere limpiarse con nosotros, para cubrir su ineficiencia, porque si hubiera tomado las precauciones del caso, no hubiera ocurrido la toma».

El futuro de Jesùs  Zamudio es sombrìo porque, además de las pruebas forenses al cadáver de «Tito», están sobre la mesa los testimonios del diplomático japonès, Hidetaka Ogura, quien dijo haberlo visto con vida cuando terminó el combate y de los dos policías que lo entregaron vivo, entre otras pruebas.

(Continuarà)

 

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