MADRID (España).- Investigadores de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) han desarrollado nuevos modelos de cálculo que, por primera vez, estiman la influencia global de los rayos en los ecosistemas forestales.
Según sus hallazgos, publicados en Global Change Biology, se estima que 320 millones de árboles mueren cada año debido a la caída de rayos.
Las pérdidas de árboles causadas por incendios forestales provocados directamente por rayos no se incluyen en estas cifras. En el futuro, la mortalidad de árboles inducida por rayos podría aumentar debido al incremento en la frecuencia de los destellos.
Los daños causados por rayos en los bosques suelen ser difíciles de detectar y solo se han estudiado sistemáticamente en unos pocos lugares. Hasta ahora, no se sabía con certeza cuántos árboles mueren cada año en todo el mundo debido a daños directos relacionados con rayos.
El equipo de investigación de la TUM ha desarrollado el primer método para estimar cuántos árboles se ven tan gravemente afectados por rayos que finalmente mueren. Su conclusión: el impacto ecológico de los rayos se ha subestimado.
Mientras que los estudios anteriores se centraron en observaciones de campo en bosques individuales, los investigadores de la TUM adoptaron un enfoque matemático. Ampliaron un modelo global de vegetación ampliamente utilizado integrando datos observacionales y patrones globales de rayos.
«Ahora podemos no solo estimar cuántos árboles mueren anualmente por rayos, sino también identificar las regiones más afectadas y evaluar las implicaciones para el almacenamiento global de carbono y la estructura forestal», explica en un comunicado Andreas Krause, autor principal del estudio e investigador de la Cátedra de Interacciones Superficie Terrestre-Atmósfera.
Más en el futuro
Los 320 millones de árboles victimas cada año de los rayos representan entre el 2.1% y el 2.9% de la pérdida total de biomasa vegetal anual. Se estima que esta descomposición de biomasa emite entre 770 y 1,090 millones de toneladas de CO2 al año.
Los investigadores destacan que estas emisiones son sorprendentemente altas: su magnitud es comparable a la de los aproximadamente 1,260 millones de toneladas de CO2 que se liberan anualmente por la combustión de plantas vivas en los incendios forestales. Sin embargo, las emisiones totales de CO2 de los incendios forestales son sustancialmente mayores (alrededor de 5,850 millones de toneladas al año), ya que también incluyen la quema de madera muerta y materia orgánica del suelo.
«La mayoría de los modelos climáticos proyectan un aumento en la frecuencia de rayos en las próximas décadas, por lo que conviene prestar más atención a esta perturbación, en gran medida ignorada», afirma Krause.
«Actualmente, la mortalidad de árboles inducida por rayos es mayor en las regiones tropicales. Sin embargo, los modelos sugieren que la frecuencia de rayos aumentará principalmente en las regiones de latitudes medias y altas, lo que significa que la mortalidad por rayos también podría cobrar mayor relevancia en los bosques templados y boreales».
Fuente Europa Press / foto X