Hace unas semanas la opinión pública con el asesinato de la jovencita Carla Sugey Gutiérrez Martínez, quien había salido de compras a una librería. El autor resultó ser su primo quien lo hizo por venganza y premeditó el crimen. Todos recuerdan el caso de Ruth Sayas quien fuera asesinada por su pareja luego de revelar su vida privada en un programa de TV.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina el Perú ocupa el segundo lugar en cuanto a feminicidios en América Latina. CEPAL anota que indica que no se cuentan con instituciones capaces de asegurar la efectiva aplicación de las leyes, pues “las normas se concentran en el castigo de los agresores sin atender los distintos factores que inciden en la violencia contra las mujeres”. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables revela que entre 2009 y 2015 se han producido 693 casos con características de feminicidio y 665 tentativas de homicidio de mujeres. Más de la tercera parte de los casos se ha presentado en Lima.
La agresión contra las mujeres es uno de los factores que conducen a este problema. Mujeres que permiten el maltrato porque piensan que el castigo es parte normal de la relación de pareja y otras que por desajustes emocionales o psicológicos graves admiten el castigo.
Un aspecto fundamental de la relación entre los seres humanos es el respeto a los demás. En el caso de las parejas se expresa en el respeto mutuo, respeto a la persona, a sus puntos de vista propios y a su libertad individual. La agresión física y la psicológica significan falta de respeto y deben estar descartadas de una relación normal de pareja.
Un especialista le dijo a una persona que dudaba del amor de su pareja y era maltratada lo siguiente: Pon en un lado de la balanza los lados malos y en el otro los lados buenos de la relación. Si hay agresión ponle una piedra en el lado malo. Verás que la relación NO te conviene.
Un antiguo dicho señala que a la mujer no se le debe tocar ni con el pétalo de una flor.
Es muy claro. Si la persona agrede no respeta. Si no hay respeto ¿para qué sirve esa relación?. No hay pretextos que valgan. ¿No les parece?