A un año de las elecciones, nuestra TV está en otra

 

No hace tanto teníamos un menú televisivo que daba prioridad a los espacios con entrevistas políticas. En un canal andaba Cecilia Valenzuela y su Ventana Indiscreta, en otro Rosa María Palacios con Prensa Libre, César Hildebrandt estrenaba programas que se prolongaban hasta que presentaba su drástica renuncia.

Hoy, sólo tenemos a Milagros Leyva y la propia Cecilia Valenzuela, pero dentro de la señal de cable, es decir no es del acceso de todos los peruanos. Leyva también aparece los domingos en un espacio al mediodía, esta vez sí por señal abierta, pero el horario no es el propicio. Muchos prefieren un almuerzo dominical en familia, sin el telón de fondo politiquero.

Es el mismo caso de A Medias Tintas, con dos periodistas que pueden tener sus detractores como Mónica Delta y Aldo Mariátegui, pero nadie puede poner en tela de juicio su capacidad como sagaces entrevistadores. A ellos los mudaron de la noche de los domingos a las once de la mañana. Frecuencia Latina nunca dio una explicación convincente.

Justamente, el horario estelar dominical queda en manos de Nicolás Lúcar de quien aún se recuerdan sus atropellos contra el fallecido ex Presidente Valentín Paniagua. O a Sol Carreño y Augusto Thorndike, siendo este último poco atinado en varias de sus entrevistas. No basta tener el formato de lujo, hay que colocar a los mejores periodistas.

Sucede, a mi entender, que muchos canales de televisión no quieren colocar a profesionales que no puedan ser “manipulados” por sus gerencias. Eso de los comunicadores con “carta libre” ya pasó de moda, no vaya a ser que se peleen con un candidato que a la postre termine llegando a Palacio de Gobierno.

Con todos sus “anticuchos” soy de los que aguardan que Beto Ortiz cumpla su promesa de tener un espacio político nocturno. Por lo menos se trata de un colega que sabe poner en jaque a sus invitados, y es que falta un año para las elecciones y nuestra televisión prefiere concentrarse en los amoríos de los ñaños de Combate y Esto es Guerra.

¿Es inviable “resucitar” a César Hildebrandt? ¿O más bien se trata de un convenio no hablado de tenerlo al margen de la pantalla chica? Vamos, no niego que muchas veces caía pesado, sobre todo cuando se pasaba de arrogante, pero sus espacios siempre cumplían la función de sumergirse en el mundo político, y no solía casarse con nadie. Ni siquiera con los que le giraban su mensualidad.

Eso sí, en este grupo de revivir periodistas sí estoy de acuerdo con dejar fuera del tablero a Jaime Bayly. Su campaña contra Ollanta Humala fue no sólo aburrida, repetía vídeos a diestra y siniestra, sino que el manipuló contra un “candidato” que le caía mal era ya grosero. Yo no soy ni fui humalista, pero tampoco debemos aplaudir la ausencia de imparcialidad en nuestra profesión.

Hoy, la televisión peruana es un vehículo de desinformación y eso es inadmisible. Muchas veces tenemos que elegir al “mejor de los males”, pero hasta para eso debemos tener los datos suficientes para poder hacerlo. Antes se decía que las televisoras se subían al carro de algún político, ahora tendremos que decir que estas bajaron a los políticos del carro por darle cabida a muchachos llenos de músculos y sin neuronas, y a vedettes que ventilan a más no poder sus intimidades.

 

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