¿Chistes extraterrestres?

 

Cierto norteamericano escritor de ciencia ficción, de esos que ganan millones de dólares y pueden vivir cómodamente del cuento -cuando no de la novela o el guión cinematográfico- sostiene muerto de risa, que todos los chistes que oímos y contamos, para alegrar nuestras vidas, constituyen libretos elaborados por los extraterrestres a manera de “tests”, que les permiten medir nuestra inteligencia y predisposición humorística… Y apoyando su dicho, pregunta: ¿Sabe Ud. quién inventó el chiste que cuenta?… Bueno. Creo que nadie tiene una respuesta certera a esta pregunta… Pero lo que yo sí puedo asegurarles, es que si alguien pudiera organizar una “asociación”, destinada a cobrar los derechos de autor de los famosos “chascarrillos”… ya tendríamos a un argentino presidiéndola… Oh Perro Mundo…

PARA QUE RÍAN LOS “MARCIANOS”

Y aquí, como quien hace un guiño a los “marcianos” y otras yerbas, les cuento uno “perro-chiste” bien cochinero. Y dice así: Cierto millonario, tenía como hobby interceptar a cualquier chica guapa que se cruzara en su camino, para proponerle hacer el amor a cambio de un gracioso bille. En principio, la chibola se indignaba y hasta quería llamar en su auxilio al Serenazgo. El postulante, sin embargo, procedía a doblar la cantidad y la seguía subiendo hasta que la gila, pragmática ella decía: “Bueno pues. Ya que está que esté…” – y ¡Bomba al charqui!.. Pero una mañana de esas -cálida y sensual- el tío sintió remordimientos y se encaminó a la iglesia más cercana en pos de confesión y penitencia… Una vez expectorado sus numerosas pecados, el curita lo sermoneó bien firme y le dictó una penitencia de cien padrenuestros y cincuenta avemarías, con previa salida del templo, caminando de rodillas. Pero eso, no fue todo. ”A la primera chica que encuentres en tu camino… -le dijo-… le vas a regalar cincuenta dólares como broche de oro del castigo. -“Así lo haré padrecito”- murmuró el arrepentido y salió rumbo al mundo. En eso, vio que venía por ahí una chibola de la “cheche colé”, como se dice en salsa… Y entonces la interceptó, con saludo caballero y todo y le entregó un bille de a cincuenta verdes.-“¿Qué es esto?- preguntó la niña medio sorprendida.- “Son cincuenta dólares”- respondió el preguntado. -¿Cuál cincuenta, si yo cobro cien”- terció la chibola.
-“Es que el cura me ha dicho que te de cincuenta”-pretendió defenderse el platudo arrepentido… ¡Claro pues!.. “Cincuenta el cura que es cliente antiguo”,- remató la inocente niña, oiga usted… ¿Qué les parece?

UN EXTRAÑO EXTRATERRESTRE

Cuentan que en una super calurosa cabina sauna, un apuesto joven que toalla al talle, pretendía bajar de rollos, sintió que alguien le tocaba la espalda con lo que parecía ser un grueso índice, al tiempo que decía: “Ti…ti…ti…”- Entonces, nuestro galán del cuento, volteó encarando al gracioso y le preguntó:¿Qué le pasa, oiga usted?- A lo cual el ignoto respondió: “Es que yo soy extraterrestre”.- Y el ya incómodo jovenzuelo, volvió a preguntar: “¿Y eso, a mí que me importa?- Motivando que el chistoso, se bajara la toalla exhibiendo un pellejo totalmente pelado, sin “añadido” ni nada.- “Ya ve. Yo soy extraterrestre”,-añadió a modo de explicación. Y ante tan pálido espectáculo, el jovencito de la historia, exclamó: “¡Oiga!…Pero usted no tiene nada…Entonces, ¿cómo hacen en su planeta para…? -Motivando que el “marciano” o lo que fuera, le presionara nuevamente la espalda con un dedazo interplanetario, para luego decirle: “¡Ti…ti…Ti¡, así”-…¿La pescaron?…

¿Y UD?….¿CREE EN EL DIABLO?

La bella Inocentina Quiensabe, poderosa ejecutiva de una compañía gringa, se había excedido en gastos mensuales. Le habían cerrado la ”Credit Tarjet”, la telefónica gangsteril, la estaba amenazando con soplonearla a la central de riesgos que le dicen. En fin, la chica desesperada, empezó a romperlo todo en la soledad de su alcoba y de pronto, le dio por gritar:¡Vendería mi alma al Diablo, por una plata que me permitiera salir de mis deudas…!- Y repitió esta gritería, hasta que de pronto, alguien tocó el timbre de la puerta principal.

Inocentina, se acomodó una batita coquetona y salió a ver quién llamaba. Se encontró con un moreno tostadín de metro ochenta que la miraba fijamente… -¿Quién es usted?… ¿Qué desea?… preguntó la chica sorprendida. -¡Soy El Diablo!… ¡Tú me has llamado!… -dijo el extraño visitante-. ¡Si… es que yo…estoy desesperada ¡..¿Me comprende?-argumentó Inocentina…- “Soy experto en desesperaciones. ¿Puedo entrar? -replicó el satánico morocho.- “Bueno, -ensayó la guapa- pero eso de que yo le entregue mi alma, por toda la Eternidad… eso me asusta”-dijo.
-“Te voy a explicar algo -repuso el diabólico- yo soy un Diablo moderno y no creo en esas paparruchas del alma ni de toda la Eternidad, menos. Yo te ofrezco diez veces la cantidad que necesitas a cambio de pasar una noche de amor contigo…
– Y entonces, maravillas de la economía moderna, la chibola lo meditó un poco y ¡sale!, salió diciendo.
Lo que siguió ustedes ya se lo imaginan. Lo que no alucinan, es que al día siguiente de una noche full equipo, el manganzón del cuento, preguntó a su “compañera del chilingui”: Dime Inocentina” ¿Cuántos años tienes tú?… – “Veinticuatro, señor Diablo”-, respondió la preguntada que a esas horas, ya se veía cobrando un chequemán de los infiernos….”¿Y a esa edad…todavía andas creyendo en Diablos y esas tontudeces?, remató el pícaro zambo, que no era tan Diablo para nada… ¡Hasta mañana…!

 

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.

269611
V: 1528 | 33