La Champions League quedó atrás y la atención del mundillo futbolístico se traslada a la Copa América. El torneo europeo deja un buen colchón de audiencia para que el certamen chileno se convierta en vitrina mundial del fútbol.
Neymar, Messi, James Rodríguez, Ángel Di María, David Luis y Alexis Sánchez estuvieron en el Mundial de Brasil 2014 y ahora coinciden en un torneo más segmentado, pero produce el mismo efecto de tomar un sorbo mundialista.
La Copa América de Chile promete ser una subasta de pasarela por donde habrán de desfilar equipos con fino ropaje que hará más competitivo el certamen. El escenario está pintado para que la pelota ruede limpia, sin que el escándalo FIFA afecte su desarrollo.
Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia y Chile, el anfitrión, repletan el bus de los favoritos. Todos se enamoran del fútbol que practican. Acaso el campeón salga de esta mano de equipos supervalorados.
En medio de este buen augurio llega Perú con dudas y sobresaltos. También con una sobredosis de protagonismo a juzgar por el desempeño ante México donde quedó bastante claro que se está en la búsqueda de recuperar el perfil peruano.
Es la apuesta de Ricardo Gareca y nadie puede estar en contra de lo que esencialmente identifica al fútbol peruano. El ataque con la pelota en el piso es una buena opción que disgusta a toda defensa.
Se ha dejado de lado el pelotazo y si a eso se agrega la marca a presión, tenemos armas para pelear los partidos. Así sea Brasil el primer escollo. No importa que Colombia aparezca igualmente en el grupo peruano.
Es una obligación tener que lidiar contra rivales que se han disparado. Se han convertido en potencias mientras tardamos en despegar. En buena cuenta los zapatos al revés cobran nuestro infortunio. Y peor estamos en debe.
El hincha quiere triunfos. Está cansado de los fracasos y los resultados adversos que no da buena cobija. El día de la pesca abundante puede que esté tocando las puertas.
No es mala la idea de poner el juego bonito como una forma de hacerles daño a los rivales que están en otra onda más europea y de fortaleza física. Con Didí utilizando el estilo brasileño, se llegó al Mundial de México 70.
Se dice que el fútbol moderno es otra cosa. Que se ha cambiado las tácticas y formas de jugar. No es tanto porque la pelota sigue siendo redonda y mientras se conserve así, el gol llega con saber embocarla.