Una tarea escolar compartida en redes sociales resultó muy popular y a la vez polémica. Hace pocas semanas un profesor en Zaragoza, España, pidió a sus alumnos que inventaran un nuevo significado para cada palabra de una lista que les propuso; aunque conocieran la definición correcta debían imaginar otra.
Las ocurrencias de los chicos, entre 10 y 11 años, resultaron como era de esperarse, divertidas algunas, otras ingeniosas y unas cuantas previsibles.
El tema con las respuestas de los chicos apareció publicado en la sección “Verne” del diario El País y en seguida llovieron los comentarios, algunos a favor y otros en contra como es lo normal.
Veamos algunas de las definiciones creativas:
Filólogo: Persona que estudia el filo de los objetos. “Ese filólogo es especialista en navajas”.
Demorar: Cuando a un árbol que tiene moras, se le caen completamente. “Ese árbol se ha demorado totalmente.
Letrado: Lleno de letras: “Me compré un mantel letrado”.
Directriz: Un director que trabaja de actriz.
Defecar: Un coche inglés que está defectuoso. (car=auto o coche).
Fidedigno: Fideo maligno.
Pionero: Un prisionero que pía para escapar de la cárcel.
Utopía: Autovía de medio carril.
Crepúsculo: Una marca de crema para los músculos. Y así por el estilo.
Algunos comentaristas furibundos rechazaron sin matices que en la escuela se fomente la creatividad. No se pueden inventar definiciones, para eso está el diccionario; por eso está el país como está (se refiere a España), por eso salimos mal en las pruebas PISA y así. Estuvo ausente la crítica razonada, propositiva.
Se había explicado que los niños ya conocían la definición de las palabras, que este era un ejercicio de innovación. Pero nada, la creatividad recibió condena sin apelación de parte de un grupo de usuarios de la red. Muchos otros, en cambio, aplaudieron la idea y festejaron las ocurrencias.
A propósito de este debate vale mencionar que el economista de la Universidad de Harvard, Michael Porter, al diseñar el esquema de la cadena de valor de las empresas, situó a la innovación en el centro. Es nada menos que el eje de la cadena de valor, y la innovación es fruto de la creatividad.
Creativo fue Einstein porque se atrevió a pensar de manera diferente y descubrió que el tiempo es relativo, pero cuando era niño tuvo problemas en la escuela, donde segurosus maestros eran de los creen que ya en los libros está todo dicho.
Otro que pensó diferente es Galileo, el que sostuvo que la Tierra se mueve alrededor del Sol y no al revés como sostenía la ciencia oficial. Es sabido que se enfrentó al dogmatismo y al enorme poder de la Inquisición. Pero tenía razón.
En la relación de grandes innovadores podríamos remontarnos a Tales de Mileto, el primero en pasar del mito al logos -la explicación racional de los fenómenos naturales- y todavía podríamos ir mucho más atrás si no fuera esta una tarea agotadora.
En vez de eso nos podemos quedar con que tuvimos la suerte de que nuestros ancestros se propusieran dominar el fuego en vez de aceptar que solo era un atribuyo del rayo, y lo consiguieron usando ciertas “herramientas” -valga el anacronismo-: (imaginación+creatividad+arrojo+constancia= éxito).
De no haberlo hecho les hubiese sido imposible cocinar sus alimentos y toda la cadena de progreso que vino a partir de allí. En ese caso, tal vez nosotros no estaríamos aquí.