«Hasta 30 millones de personas de todas las edades y géneros sufren un trastorno alimenticio (anorexia, bulimia e ingesta compulsiva) en los EE.UU.», según ANAD, la Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Trastornos Asociados. Los trastornos alimenticios también tienen la tasa de mortalidad más alta de todas las enfermedades mentales.
«Era un círculo vicioso de anorexia y bulimia, como un tren imparable», me decía Patricia Brugioni, de Chicago. «Sufrí trastornos alimenticios durante muchos años. Era una cuestión que debía considerar. Mi autoestima estaba famélica».
Brugioni continuaba: «La comida es un símbolo de amor y consuelo, y si sientes que no eres valioso y capaz de ser amado, sientes que no eres digno de ser alimentado».
Sentirse amado y digno está a menudo en la raíz de muchos trastornos de la conducta. La espiritualidad puede ser muy valiosa para las personas que se enfrentan a este tipo de desafíos. Para muchas personas, la espiritualidad significa una conexión directa con lo Divino, que lleva la curación a sus vidas.
Para Patricia, su lucha contra los trastornos de la alimentación la alejó de su familia. Ella lo dejó todo para ir a San Francisco, con solo 100 dólares americanos. «Me mudé para hundirme o salir a flote. En realidad, solo pensaba que me iba a hundir. También había estado bebiendo a un nivel de alcohólica durante diez años, y consumía algo de cocaína. Pero entonces, empecé a asistir a algunas reuniones con otras personas que habían sido liberadas de la compulsión a beber recurriendo a un Poder Superior y entregando la voluntad propia, el miedo y el resentimiento a la voluntad y el poder divino».
«Mi espiritualidad estaba creciendo», declaraba Brugioni. «Fue una relación clara y atractiva con lo Divino». Se dio cuenta de que su espiritualidad se estaba haciendo más tangible para ella que su cuerpo.
Brugioni continuaba: «Cuando comencé a hacer un inventario del miedo –realmente mirándolo, siendo honesta, y entregándome a una presencia divina, pude sentir un amor y una gratitud increíbles dentro de mí– mi naturaleza espiritual. El tren imparable del trastorno se detuvo. Se había ido para siempre».
«Más tarde, me encontré con un libro titulado, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, de Mary Baker Eddy, que me proporcionó una comprensión más profunda de este Amor. En el libro hay una frase, “Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos». Es parte del sentido espiritual del Padre Nuestro.
Esa es mi oración para todos –que sientan este Amor divino incondicional que alimenta sus afectos– y ayuda a que se sientan dignos y plenos”.
(Escribe: Thomas Mitchinson, del Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, escribe sobre la relación entre el pensamiento, la espiritualidad, la salud y las tendencias en ese campo).