Eiffel, su torre y el fútbol…

 

Cuando el ingeniero civil Alexandre Gustave Eiffel (1832-1923) junto con 50 colegas y 300 operarios franceses terminaron de construir la famosa Torre que lleva su nombre, mientras contemplaba su imponente estructura metálica de 312 metros de altura de hierro y gloria (hoy tiene 330 por su antena) con un peso total de 10,100 toneladas, exclamó con plena emoción “debería tener celos de ella porque es y será más famosa que yo”. No se equivocó. La majestuosa obra que es uno de los símbolos máximos de París a pesar del odio y críticas que generó su sola arquitectura sobre 15,625 metros cuadrados del Campo de Marte representó, al final, eso: el esfuerzo del ser humano al ver culminada una torre que demoró en levantarse dos años dos meses y cinco días porque la comenzó los primeros días de enero de 1887 y la culminó el 31 de marzo de 1889 con un único accidente mortal que ocurrió fuera del horario de trabajo. A pesar de la magnitud del proyecto y la época, no hubo más accidentes mortales en el sitio de construcción no obstante la inexistencia de los sistemas de seguridad a los que hoy existen.

Anoche, mientras veía el parrido entre Alianza Lima y Talleres de Córdoba (Argentina) por la Copa Libertadores y su culminación posterior tras 98 minutos de juego por sus descuentos con el triunfo final de los victorianos por 3-2 imaginé la obra histórica de París y el juego de pelota en un campo de fútbol en Perú. En lo titánico que le representó al equipo de Néstor ‘Pipo Gorosito de jugar con un hombre menos por expulsión de una de sus figuras Carlos Zambrano; de ver cómo el reloj del juego se comía los minutos y el 2-2 los dejaba ya sin chance alguna de seguir con vida en este Grupo D copero mientras los miles de hinchas blanquiazules, presentes en el estadio “Alejandro Villanueva”, se comían las uñas como fruto de la desesperanza que como alternativa pendía de un hilo. Y me trasladé imaginariamente al París del Siglo XIX de cómo pasaban los días, meses y años y la obra no se terminaba con críticas cada vez más terribles de algunos sectores políticos y de cultura; en tanto la vida de sus operarios se cuidaba al máximo de caídas desde semejantes alturas que, por paradoja, iban ganando.

De otro lado, volviendo a o de anoche siempre se ha sostenido que el marcador de 2—0 en el fútbol es el más peligroso. Puede llevar a generar o formar una falsa sensación de seguridad en el equipo que lo tiene; lo lleve a un relajamiento inconsciente o a un cambio en la estrategia, creando oportunidades para que el rival iguale o incluso dé la vuelta el partido. Ser, en una frase vulnerable a una remontada. Eso mismo casi la pasó anoche al Alianza Lima.  A los 11 minutos ya gaba 1-0 con gol de Paolo y sobre los 57’ él mismo amplió a dos, pero en cinco minutos (64 y 69 minutos) el rival le empató y encima Zambrano se fue a los 82’ con la roja por lo alto. Fue recién sobre los 95’ a tres minutos del final que Hernán Barcos cual abanderado le dio el triunfo y, entonces las tribunas del estadio de Matute se vinieron debajo de pura emoción y gritos de euforia.

Por eso las frases al término del partido de su entrenador Néstor ‘Pipo’ Gorosito del “que le podemos ganar a cualquiera porque mi equipo está para pelear grandes cosas” y que seguirán apuntando al máximo “ya que así al final sabremos qué altura hemos alcanzado con la realidad al frente”.  Y Gorosito futbolísticamente quiere más como Gustav Eiffel quiso proyectar la imagen de la Francia revolucionaria por encima, literalmente, del mundo especialmente de franceses compatriotas como Alejandro Dumas, Guy de Maupassant, Charles Gounod, Francois Coppée y otros tantos que llegaron a calificar la obra “como inútil y monstruosa”.

 Alianza Lima ya está con cuatro puntos. En línea de carrera y esperando recibir al Sao Paulo el 6 de mayo y al que ya le empató en canchas paulistas. Monstruoso o no Alianza Lima sigue cabalgando y la esperanza en el equipo ‘blanquiazul’ como el ‘crema’ de Universitario de Deportes y el ‘celeste’ de Sporting Cristal dan hincapié a que en este 2025 en cuánto a competencia copera de Libertadores hay que seguir creyendo y confiando, eso sí, que esto cambie para bien y no para mal. Lo de la ‘U’ y Cristal son temas para otras columnas. Hoy sólo he querido enfocarme en lo de Alianza Lima por lo dramático que terminó siendo su 3-2 favorable; por la forma en que llegó su tercer gol y del interminable Hernán Barcos qué, pese a sus 41 años y un metro 87 de estatura le sigue ganando al tamaño de su existencia como la tuvo Eiffel que a los 57 años de edad culminó su portentosa obra de 312 metros.

 

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