No es el pòrtico dorado con luces ni rodeado de adornos y juguetes, sino el lugar más humilde del campo donde nació Jesús, un símbolo casi olvidado que el papa Francisco recordó en esta Navidad, la fiesta más grande y hermosa de la cristiandad.
En ese sentido señaló que tanto el pesebre como el árbol de Navidad son símbolos «sugestivos y queridos» de las familias cristianas que «tocan el corazón de todos, también de quienes no creen».
https://www.youtube.com/watch?v=cYj_SToipGo
«Tocan el corazón de todos, también de quienes no creen porque hablan de fraternidad, intimidad y amistad, llaman a los hombres de nuestro tiempo a redescubrir la belleza de lo simple, de compartir, de la solidaridad».
https://www.youtube.com/watch?v=Ys9eJmKE4fo
Y añadió: «Son una invitación a la unidad, a la concordia y a la paz. A hacer hueco en nuestra vida personal y social a Dios, quien no viene con arrogancia a imponer su potencia, sino que nos ofrece su amor omnipotente a través de la figura de un Niño».
Los Nacimientos
El origen de los nacimientos se remonta al siglo XIII, y aparentemente el autor de ellos fue San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, entre los años 1200 y 1226, quien dedicó su vida a los pobres y nunca imaginó en lo que terminaría por convertirse su sueño.
La tradición señala que en el invierno de 1223, siendo apóstol, recorría la campiña cercana a la pequeña población de Rieti y la Navidad lo sorprendió en la ermita de Greccio y fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús.
Para concretar su sueño construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de personas para reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La idea de recrear el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano, pero con algunos cambios, ya que de los seres vivos se pasó al uso de figuras hechas con diferentes materiales.
También se cree que el primer nacimiento se construyó en Nápoles, Italia, a fines del siglo XV, y que las figuras que lo conformaron eran de barro.
https://www.youtube.com/watch?v=KbXzvAIRZSk
Carlos III ordenó que los ‘Belenes’, como también son llamados los nacimientos, se extendieran y popularizaran en todo el reino itálico y español.
En América, los frailes introdujeron las costumbres navideñas cristianas durante el proceso de evangelización de los naturales, y entre éstas los nacimientos tomaron un papel importante.
El establo donde nació Jesús
El escritor florentino, Giovanni Papini, abordó este tema en su obra “La Historia de Cristo”, en un pasaje conmovedor, sin eufemismos y de palpitante vigencia que a continuación reproducimos textualmente
Un establo, un verdadero establo, no es el alegre pórtico ligero que los pintores cristianos han edificado al Hijo de David, como avergonzados de que su Dios hubiese nacido en la miseria y la suciedad.
Y no es tampoco el pesebre de yeso que la fantasía confiteril de los imagineros ha ideado en los tiempos modernos: el pesebre limpio y amable, gracioso, de color, con la pesebrera linda y bien dispuesta, el borriquillo extático y el compungido buey y los ángeles sobre el techo con el festón volandero y los muñequitos de los reyes con sus mantos y los pastores con sus capuchas, de rodillas a los dos lados del zaguán.
Este puede ser un sueño de los novicios, un lujo de los párrocos, un juguete de los niños, el «vaticinado albergue» de Alessandro Manzoni; pero no es, en verdad, el Establo donde nació Jesús .
Un Establo, un Establo real, es la casa de los animales; la prisión de los animales que trabajan para el hombre El antiguo, el pobre establo de los países antiguos, de los países pobres, del país de Jesús, no es el pórtico con pilastras y capiteles, ni la científica caballeriza de los ricos de hoy día o la cabaña elegante de las vísperas de Navidad.