La fallida intentona del vóley peruano para luchar un cupo en las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016 permite sacar cuenta que la actuación peruana en Seúl 88 donde se logró la medalla de plata, santifica la actuación aquella y cae en pecado la actual selección de Mauro Marasciulo.
Es que en Bariloche, sede del preolímpico, tras apear a Colombia, Chile y Venezuela, la derrota ante Argentina por 3-0 fue un torcido resultado que dejó un amargo sinsabor de boca.
El ejercicio inmediato de mirar por las rendijas del pasado nos hace retroceder en el tiempo y preguntarse si el desmoronamiento del vóley actual no permite la nueva presencia peruana en una olimpiada.
Con Gaby Pérez del Solar, Natalia Málaga, Cecilia Tait, Rosa García y Cenaida Uribe, entre otras, el vóley peruano fue una demoledora en comparación de la frágil propuesta actual en que no estamos muy convencidos de que en el repechaje de mayo, en Japón, se logre la clasificación olímpica.
De hecho, el vóley nos había hecho creer que en el Perú estaba el hábitat natural de grandes voleibolistas. Que la medalla de plata en Seúl era la antesala a la del oro en la siguiente olimpiada.
Sin embargo, no ha ocurrido ello. Los intentos de fortalecer las selecciones han caído en flojas actuaciones que impiden recuperar aquellos momentos de gloria cuando las grandes proezas inducían a renombrados autores a crear aquello de ‘manos peruanas se elevan y punto’.
Si con Man Bo Park y antes Akira Kato el vóley peruano daba la talla en torneos internacionales, los encargados de mantener la vigencia de nuestro deporte de los mates, no han encontrado las fórmulas de hacer que no decaiga el potencial.
No es culpa de Natalia Málaga, ella no tiene nada que ver con el trabajo de base que debe ser tarea de los dirigentes. Algo no funciona. O funcional mal en el entorno de la propia Federación Peruana Deportiva de Vóley.
Cecilia Tait, Gaby, Cenaida y otras ex voleibolistas se han desviado hacia otros logros personales, como el de ser congresistas. No está mal el anhelo de crecimiento personal, pero más útiles podrían ser si las tenemos en la formación de los semilleros.
En Bariloche en el partido que se perdió ante las argentinas por 3-0 fue un castigo para el vóley peruano, jamás humillado con un resultado ante un equipo al que se le ganaba tan fácil como comerse un helado en verano.