¿Era necesario parar el campeonato por la Copa América?

 

Para nadie es un secreto que nuestro campeonato es uno de los más lerdos de Sudamérica, y por no decir del mundo, siempre se habla que jugamos a un ritmo de otra época, que no hemos evolucionado, desconocemos conceptos básicos que ya los manejaba la “Naranja Mecánica” de Rinus Michels y que hoy perfeccionó el Barcelona de Josep Guardiola. En fin, somos geniales para criticar, pero rara vez sabemos enfrentar el problema.

Nuestro campeonato lo detenemos o aplazamos por “quítame estas pajas”, es decir por cualquier motivo, hace poquito no más pararon tres semanas el fútbol por la definición del Torneo del Inca que involucraba sólo a cuatro clubes del medio. El año pasado lo detuvieron por el Mundial Brasil 2014, cuando ningún jugador que actuaba en nuestro fútbol disputaba ni por casualidad la Copa del Mundo. Aquella vez recuerdo que José Guillermo Del Solar indicó que para él era esencial que futbolistas profesionales vieran los cotejos mundialistas. Por lo menos, a los jugadores de Universitario de Deportes pareció no servirles de mucho, pues no optimizaron su nivel sino siguieron en la “caída libre” que aún los asola. Hoy es como estar frente a las sombras de los deportistas que campeonaron en el 2013, hasta levantan la sospecha si los acontecimientos de la película animada Space Jam (esa de Bugs Bunny) les sucede a los “cremas”, ¿algún alienígena les robó la habilidad?

Pero, regresando al tema de esta columna, sigo exigiendo una explicación de la detención del Torneo Apertura 2015, claro la Copa América Chile 2015 sí la jugamos, pero es importante preguntar ¿cuánto afecta el torneo continental a nuestro campeonato? Con un total de 13 jugadores convocados que le dan a la pelota en Perú. Siendo los equipos que prestan a sus peloteros sólo siete, eso contando a Alianza Lima cuyo futbolista “prestado” Christian Cueva está suspendido aún por cuatro fechas más.

Estamos de acuerdo, el Juan Aurich, la Universidad César Vallejo y Sporting Cristal se verían perjudicados, pero acaso no se llenan la boca a la hora de resaltar que ellos poseen planteles no oncenas, con variedad de piezas de recambio. Por ejemplo, Cristal no tenía como requisito en su “manual de estilo” la utilización de jugadores jóvenes. Ni Diego Penny, tampoco Josepmir Ballón y mucho menos Carlos Lobatón son muchachitos. El Aurich tendría que demostrar que puede funcionar sin las salvadoras atajadas de Pedro Gallese, o la veteranía de Christian Ramos o Jair Céspedes, por algo son un club que viene de ser subcampeón.

Acaso la Vallejo, flamante ganador del Torneo del Inca no puede respirar sin Salomón Libman (ojo, contrataron al argentino Fernando Martinuzzi que no es manco), Pedro Requena y Hansell Riojas, todos del sector defensivo, pero el plantel poeta cuenta con opciones. Los otros nombres como Joel Sánchez (Universidad San Martín), Carlos Ascues (Melgar) o Edwin Retamoso (Real Garcilaso) pueden ser importantes, pero me cuesta pensar que sean irremplazables.

Lo que sí es irremplazable es el tiempo perdido, las seis semanas de para, a pesar que lo más probable (y no es para quitarle la ilusión a nadie) es que no pasemos de la primera ronda de la Copa América.

El otro día escuche a Daniel Peredo hablar de una fe renovada al ver que llegábamos con la ofensiva lista, prácticamente sin lesionados (no hay que cantar victoria, falta el amistoso con México, no será un rival tan tosco como los africanos, pero igual podría lesionarse el más pintado), pero hay que ver cómo llegan Farfán, Guerrero y Pizarro. Lo que será motivo para mi próxima columna.

Por ahora el lío es el campeonato local. Un cuadro como el Real Garcilaso puede verse perjudicado, detienen un momento de excelente ritmo, le permiten a Alianza Lima salir de la crisis de las suspensiones (la próxima fecha ya pueden jugar Jean Deza y Miguel Araujo), a Universitario de Deportes volver a intentar otra mini pretemporada, a los clubes de abajo reforzar entrenamientos, recuperarse del cansancio y procurar sumar puntos.

Somos un fútbol mal manejado, queremos estar bien con todo el mundo y prestamos oído a las peticiones de Ricardo Gareca que son idénticas a las de Sergio Markarián, privilegia a la selección muy por encima del fútbol local. Ustedes creen que en Brasil, Dunga tiene ese poder, o piensan que en Argentina le piden permiso a Gerardo Martino para armar el calendario.

Pero en el Perú nos rendimos de rodillas ante el DT del combinado patrio, atención Gareca, esto es siempre que hagas un buen papel, pues de lo contrario puedes pedir un vaso de agua y ni eso te van a alcanzar. Al final de la fila están los clubes que no dejan de abonar mensualidades a sus futbolistas, a pesar que a cada rato tienen que despacharlos por cualquier capricho de los organizadores. Por eso hay deudas, señores, por eso hay intervenciones de la SUNAT que no han solucionada nada en nuestro balompié.  Por eso estamos como estamos.

 

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