Fútbol peruano debe mejorar, clubes y público merecen mayor respeto

 

Lo ocurrido el domingo último en Arequipa, donde se había programado un “Clásico” entre Alianza y Universitario, que finalmente no se efectuó, aunque habían más de tres mil personas en las tribunas, dicen que porque el empresario organizador no pagó el 50% restante al Alianza, que prefirió quedarse en una cancha de entrenamiento arequipeña, mientras los cremas sí estuvieron en el gramado del estadio de la Universidad Nacional San Agustín UNSA.

Un acto realmente vergonzoso, pues la televisión se alistaba a pasar el partido amistoso, que se había propalado en todos los medios de comunicación. Y lo que debe haber ocurrido es que el mal empresario, Carlos Gil, con antecedentes en estas informalidades, no obtuvo el dinero que pensó iba a recaudar de taquilla (pensaría un mínimo de 5 mil personas) y les dijo a los aliancistas que el 50% restante lo pagaba en Lima. No le creyeron y prefirieron regresar a la capital.

Y viendo el asunto con calma, fue una tontería lo de ese empresario Carlos Gil, pues ni Alianza, y peor la “U”, atraviesan por buenos momentos y el hincha más está de bronca, que con ganas de verlos.

Tal vez si estuvieran punteros y con equipos competitivos, otro hubiese sido el panorama en tierra arequipeña y tal vez no hubiese ocurrido tan grave falta contra los aficionados y el fútbol peruano, en especial.

Pero las Administraciones Temporales de Universitario y Alianza, los clubes con mayor historia e hinchas en todo el país, no están haciendo bien su trabajo y ambos clubes andan a la deriva en el campeonato local.

Y quienes también tienen gran parte de culpa en esta notable informalidad, son los dirigentes de la Asociación y Federación de Fútbol, por no poner orden en temas tan importantes, como partidos amistosos, pactados por los clubes nacionales, en vista que por fecha FIFA, nuestra Selección permite un descanso en el campeonato.

Se pensó que fuera Burga, y con la nueva administración de Edwin Oviedo, la Federación tendría mejor criterio para la marcha de los clubes.

Y por supuesto que la mayor responsabilidad es de los clubes, que aceptan cualquier ofrecimiento, sin asegurarse de quién lo formula.

Y otro tema que sigue dando qué hablar es el de Roberto Challe y su aceptación al cargo de DT de Universitario, para luego renunciar con bombos y platillos y finalmente regresar, como el hijo pródigo, para pedir perdón a los directivos y seguir, como si nada, en el cargo de entrenador. Qué pena y bronca para nuestro fútbol… Hasta la próxima.

 

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