La habitación de Fidel

 

Olga Velásquez es una mujer madura, guapa y con esa alegría ocurrente que muestran las habaneras. Desde las 8 de la mañana atiende a los clientes en la cafetería bar La Rampa del hotel Habana Libre. Olga estudió enfermería pero lo que le pagaban no era suficiente. Una amiga del barrio de La víbora la trajo a este trabajo. Ahora me está contando que entre sueldo y propinas gana tres veces más y puede vivir con una “holgura decorosa” como lo dice con sano orgullo. ¿La Revolución? Ella está con el proceso y sabe que esta sociedad es única.

El Hotel antes se llamó Habana Hilton y quedaba en la esquina de moda en La Habana, en el cruce de las calles 23 y L en el barrio de El Vedado. En realidad el enorme edificio forman un triangulo con los otros enormes hoteles a muy poca distancia, el Capri y El Nacional. Desde muy temprano, observo desde sus enormes ventanas a los habaneros buscar en sus smarphone y sus tablet la señal de wifi. Se demoran pero lo consiguen. Yo estoy alojado en el piso 22 y en esa esquina tan festiva, me han pasado muchas historias y he conocido a los personajes más sorprendentes de la capital cubana.

Pero el Habana Libre también tiene sus otras historias. Cuando los barbudos revolucionarios ingresaron a La Habana ese 1 de enero de 1959, primero guiados por el comandante Camilo Cienfuego y luego con la columna mayor al mando de Fidel Castro, la historia su destino iba cambiar para siempre. Horas más tarde fue visitado por Pedro Miret y Camilo Cienfuegos. Así, el 8 de Enero, cuando Fidel hace su entrada a La Habana, éste, y parte de la columna, decidió alojarse en el hotel.

A partir de este instante la Suite La Continental, habitación 2324, por un período de tres meses, se convirtió en el Puesto de Mando de la Revolución. Fue en esta etapa en la que Fidel Castro ofrece conferencias y entrevistas desde la misma habitación y que hoy permanece cerrada y se conserva como una suerte de museos. Alrededor de tres meses estuvo Fidel en el Habana Hilton, que todavía se llamaba así. En estos primeros años de la Revolución Cubana los empresarios del Hilton venían realizando despido en masas y reclamaciones de dinero al Gobierno Revolucionario bajo el pretexto de que el Hotel estaba en quiebra.

El gobierno, con el fin de evitar el conflicto y el despido de una gran cantidad de trabajadores, le concedió el crédito a la empresa. Pero eso no fue suficiente y la situación entre la Hilton y el Gobierno Revolucionario se tornaba día a día más difícil, hasta que el 11 de Junio de 1960 fue intervenido y pasó a llamarse Habana Libre.

El nuevo Tryp Habana Libre abrió sus puertas en diciembre de 1997 con las obras más representativas de la plástica y la artesanía cubana, totalmente remozadas como la de Alfredo Sosabravo, situado a la entrada del Restaurante Buffet; a las que añadió en el vestíbulo la preciosa clepsidra, obra de la conocida cubana Rita Longa. En la actualidad, el gigante del sector se encuentra como protagonista de un proceso inversionista que se desarrollará durante cuatro años y mejorará la infraestructura, en especial, el confort de las habitaciones.

El edificio así, es testigo de esos cambios radicales que sufrió la sociedad cubana desde el triunfo de la Revolución. El Habana Libre fue construido bajo los auspicios personales del presidente Fulgencio Batista. Diseñado por la firma norteamericana Welton Becket &Associates en colaboración con la firma cubana Arroyo-Menéndez a finales de los años 50 a un costo de 24 millones de dólares.

El miércoles 19 de marzo de 1958 se inauguró con tremendo banquete. No era pues un alojamiento cualquiera, el Hotel Habana Hilton era el hotel más alto y más grande de América Latina. El mismo contaba con uno de los centros comerciales más afamados, cerca de 630 habitaciones.

Sus visitantes ilustres de esa época eran alrededor de 20 mafiosos norteamericanos que manejaban principalmente los casinos de juego, los cabarets y otros centros que producían ganancias con el expendio de bebidas, drogas y sexo, algo muy natural dentro de todos los grandes hoteles de La Habana que, como es conocido, era un negocio controlado por Al Capone, Santos Traficante, George Raft, Meyer Lansky y otros jefes de la mafia radicados en Estados Unidos. Luego se alojó ahí Fidel Castro y ahora yo duermo ahí.

 

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