La mendicidad en Cuba adquiere notoriedad tras crisis con exministra

 

Un grupo de hombres venden algunos objetos recolectados de la basura, en una calle de La Habana. El gobierno cubano ha insistido muchas personas que piden limosnas no se encuentran en situación de calle. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – “Hemos visto personas que aparentan ser mendigos, pero cuando usted les mira las manos, cuando usted les mira las ropas que llevan esas personas, están disfrazadas de mendigos, no son mendigos. En Cuba no hay mendigos», dijo el  14 de julio la entonces ministra cubana de Trabajo y Seguridad Social, en un comentario que le costó su cargo.

La funcionaria, Marta Elena Feitó, renunció un día después luego de haber arremetido, en su comparecencia ante los diputados del unicameral parlamento de la isla, contra las personas que piden limosna en las calles, limpian parabrisas o recogen basura en los contenedores, tildándolos de preferir un modo de vida “fácil” o de cometer ilegalidades.

Su declaración estaba siendo transmitida en vivo por televisión y se produjo cuando Feitó intervenía, precisamente, para dar a conocer las políticas públicas de protección a la vulnerabilidad. Se hizo viral en pocos minutos y suscitó una lluvia de críticas en las redes sociales y hasta pedidos de destitución.

“Me indigna, pero no me sorprende, este tipo de comentarios por parte de uno de nuestros dirigentes. Fue demasiado absoluto e insensible con un fenómeno (la mendicidad) que se ve día a día y al que no estamos acostumbrados a presenciar”, dijo a IPS la contadora en una empresa privada Esther Gutiérrez, residente en La Habana.

“Hace cinco años, quizás, no se veía a casi gente pidiendo dinero en las calles. Si soy sincera, es algo que me incomoda bastante, sobre todo porque me da dolor verlo de repente en mi país. Nos jactábamos de que en Cuba no había mendigos”: Mercedes Gutiérrez.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel publicó en su cuenta de X, en la mañana del martes 15, que era “muy cuestionable la falta de sensibilidad en el enfoque de la vulnerabilidad. La revolución no puede dejar a nadie atrás, esa es nuestra divisa, nuestra responsabilidad militante”.

Horas después, Díaz-Canel criticó ante los diputados las palabras de la todavía ministra, considerándolas como desconectadas “de las realidades que vivimos”.

En la noche del día 15, la cuenta oficial de la Presidencia publicó otro mensaje en X: “Reconoció sus errores y presentó su renuncia al cargo”.

Si bien ese fue desenlace para Feitó, que desempeñaba su cargo desde 2019, no lo fue el de la polémica respecto a la mendicidad en Cuba, un problema que ha adquirido mayor notoriedad pública desde entonces.

Belkis Delgado, directora de Prevención y Asistencia Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dijo a IPS en una entrevista exclusiva, concedida en el Centro de Prensa Internacional, en La Habana, que en Cuba “la tendencia de personas con conductas deambulantes ha sido estable”. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Mendicidad en Cuba

La crisis económica se agravó en esta nación insular caribeña por los efectos de la pandemia de covid y los fallos en las transformaciones económicas que empezó a implementar el gobierno en 2021.

Como consecuencia, se hicieran más evidentes en los espacios urbanos los síntomas de desigualdades y vulnerabilidades sociales.

“Hace cinco años, quizás, no se veía a casi gente pidiendo dinero en las calles. Si soy sincera, es algo que me incomoda bastante, sobre todo porque me da dolor verlo de repente en mi país. Nos jactábamos de que en Cuba no había mendigos”, dijo a IPS  Mercedes Gutiérrez, una docente de educación primaria de La Habana.

A pesar del lapidario desenlace que tuvo la intervención de la exministra Feitó, el gobierno ha insistido anteriormente en que muchas personas que piden limosna no se encuentran en situación de calle o con “conductas deambulantes”, término que suele utilizarse en el discurso oficial y en las estadísticas relacionadas para los mendigos.

“La tendencia de personas con conductas deambulantes ha sido estable. No tenemos un número que haya crecido estadísticamente”, dijo a IPS Belkis Delgado, directora de Prevención Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en una entrevista el 22 de mayo.

Las cifras de esos ciudadanos no han sido actualizadas desde el Censo de Población y Viviendas de 2012. El nuevo Censo debe efectuarse en el actual 2025.

Hasta 2012, según las cuentas oficiales, existían en Cuba unas 1108 personas con conductas deambulantes; 958 eran hombres y 150, mujeres; 641 tenían entre 16 y 59 años, y 467 eran personas de la tercera edad.

Delgado reveló que la cantidad actual ronda por los mismos números, sin especificar una cifra exacta. Asimismo, dijo que, desde 2014, existe una política para perfeccionar la atención a las personas con esa “conducta”.

El término de conducta deambulante se asocia al “trastorno del comportamiento humano multicausal, que constituye un modo de vida caracterizado por la inestabilidad y la inseguridad en el hogar, carencia de autocuidado y autonomía económica, de atención o amparo familiar, así como de un proyecto de vida favorable”, según el Acuerdo 10056, aprobado por el Consejo de Ministros en junio de 2025.

En teoría, es un reconocimiento que busca visibilizar a un grupo históricamente marginado, al considerar que tal conducta no es resultado solamente de la pobreza, sino también de la ruptura de vínculos familiares, la ausencia de redes de apoyo y, en ocasiones, de problemas de salud mental o adicciones.

A las personas catalogadas con conducta deambulante las reciben, según el protocolo, en la red de Centros de Protección Social –nueve en el país–, orientados a brindar atención integral a personas sin hogar, en estado de abandono o sin apoyo familiar, y donde los acobijan hasta 90 días, en busca de su rehabilitación e inserción social.

Tal enfoque pretende trascender de la ayuda asistencial y abordar causas estructurales, de manera de que se reconstruyan los proyectos de vida de estas personas.

Bajo esa lógica, la mayoría de las personas que piden limosna, aquella con familia, hogar y redes de apoyo, serían personas con carencias económicas, lo que se traduce en que, no necesariamente, serían aptas para un subsidio o ayuda de la seguridad social.

“En esta última norma identificamos qué es una persona con conducta deambulante, casi siempre asociado o transversalizado por una desatención familiar o enfermedades de corte psiquiátricos, para no confundirla con otra persona. Es algo diferente. La otra es una persona que está pidiendo (dinero), y para eso hay un tratamiento diferente”, dijo Delgado.

Algunas personas en situación de vulnerabilidad acuden en La Habana a uno de los comedores de asistencia a las familias. La asistencia social en Cuba puede llegar en forma de dinero, servicios sociales o entrega de recursos materiales de primera necesidad. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Asistencia social insuficiente

La asistencia social puede llegar en forma de dinero, servicios sociales o entrega de recursos materiales de primera necesidad, como camas, colchones, lencería, ropa y otras muchas.

Los recursos se brindan a personas en situación de vulnerabilidad como adultos mayores sin redes familiares, madres o padres con tres hijos o más y, en general, según cada caso, de forma personalizada, a cualquier persona que no cuente con los ingresos mínimos necesarios –según los estándares del MTTS– para vivir, por más que trabaje

A principios de abril, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, declaró que actualmente se protegen con alguna prestación monetaria a 313 201 personas en situación de vulnerabilidad, entre las cuales se atienden a 63 756 madres con tres hijos o más.

El ministerio destina unos 6000 millones de pesos a la asistencia social, 250 millones de dólares de acuerdo a la tasa de cambio que utilizan las organizaciones gubernamentales.

Sin embargo, en un país donde el salario medio es de 6500 pesos, unos 17 dólares según la tasa de cambio del mercado informal de divisas, el más usado por la población, el cálculo del dinero necesario para subsistir se vuelve irreal.

La pensión promedio ronda los cinco dólares en el mercado negro, el equivalente a poco menos que un cartón de huevos.

Un día después de la renuncia de Feitó, el gobierno anunció un aumento de 50 % de las pensiones estatales a partir de septiembre.

Según Delgado, cuando no existía la inflación actual, las pensiones se acercaban más a las necesidades de las personas, aunque fuera para vivir humildemente con los precios subsidiados y racionados que ofrece el Estado en determinados establecimientos comerciales.

Pero no solo los precios de las bienes y alimentos han aumentado, sino que cada vez hay menos de esos productos subsidiados

El efecto de la inflación “también pasa con el salario, con la pensión de los jubilados, pasa con todo en Cuba. En este minuto nada es suficiente”, dijo Delgado.

ED: EG

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