La realidad del básquetbol peruano: No tiene futuro

 

El año deportivo en el Perú cierra con nota aprobatoria, desde la buena actuación en los Juegos Panamericanos Junior de Cali 2021 hasta la posta en azul de la bicolor en puesto de repechaje para alcanzar un cupo en el Mundial de Catar 2022.

Con todos guiños por un mejor año en el 2022, la fresa del pastel será la clasificación mundialista. Falta un trecho difícil donde las brumas del descarte serán ante Colombia, Ecuador, Uruguay y Paraguay.

El jubileo de Alianza Lima por ganar la Liga 1 y la recuperación de sus males por parte del capitán Paolo Guerrero, el ánimo se encamina a un buen rodaje en el año que viene.

En medio del regocijo nadie repara que el básquetbol no tiene vida propia. Se encuentra apartado, casi en el olvido por una complicada y enmarañada situación creada por la parte directriz.

Los campeonatos de la División Superior, mujeres y varones si existe, nadie se entera.  El coliseo Dibós debería ser el templo del básquetbol, pero se queda en escenario negado para el deporte de las canastas,

El Maxi Básquetbol tiene actividad, con sesiones remotas por la pandemia y con muy poca difusión por parte de la prensa nacional.

Si el básquetbol respira es porque hay todavía personas inoculadas por el deporte de los cestos. Encontrar, por ejemplo, que Erasmo Roca, haya aprovechado el confinamiento para escribir un libro dedicado a los padres para que sean vigilantes del aprendizaje y avances de sus hijos.

Estas escasas secuelas de lo que el básquetbol peruano fue en su pasado, provoca dolor y tristeza de los que disfrutaron de los partidos de la división superior. Regatas Lima, Internacional Revólver, Universitario, Sporting Cristal, Deportivo Field, San Marcos, Escuela Militar, KDT Nacional y Atlético Bilis daban colorido a los partidos que en el court del coliseo del Puente del Ejército se descifraba en cada reunión los matices de un deporte que fue considerado el segundo deporte del Perú, detrás del fútbol.

Recodamos los nombres de Ricardo Duarte, sus hermanos Enrique, Juan Carlos y Raúl como los estandartes de un deporte apasionante, Otros nombres: Carlos ‘chino’ Vásquez, Guillermo Arciniegas, Lalo Airaldi, Tomás ´Pulpo’ Sangio, Simón Paredes, Juan Luis Cipriani, Walter Fleming, Bruno Ferraro, Nicolás Vílchez y el Navajo Saldarriaga,

Las mujeres igualmente impusieron su presencia y condiciones; Betzabé Dávila, Rosa Salhuana, Rosa Quelopana, Bertha Román, Lidia Quintana, Lupe Garcés, Karim Junek, Moza Sueyras, Katia Manzur, Sonia Delgado, Irene Asalde, Norma Rénique, Zoila Fernández, Roxana Rivera y Ketty Rojas, estuvieron en la primera línea.

Y no se puede dejar de nombrar a Marcial Paredes, el mejor árbitro que puso la valla demasiada alta para sus continuadores. Marcial, radicado en Miami, arbitró sudamericanos, mundiales, juegos olímpicos y Juegos Centroamericanos con una eficaz soltura, Un grande del arbitraje,

Todo esto hubo en el básquetbol. Hoy solo el recuerdo, un remolino que engulle el pasado y el presente no tiene vida.

 

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