Manual del entrenador “serruchador”

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Hay tantos técnicos de fútbol que hacen uso de esta vieja práctica, ir “serruchándoles” el piso a sus colegas para quedarse con su empleo, que no comprendo porqué hasta ahora a ninguno se le dio por escribir un manualcito como el presente. Vamos pues, aunque sea en eso sean “generosos”, por lo menos por ese lado “dejen escuela” dado que por lo general los que sacan el serrucho no suelen legar nada más que su ausencia de ética.

Para ser un DT “serruchador” la tarea elemental es conocerte la tabla de posiciones del campeonato, de pies a cabeza (aunque siempre es más recomendable mirar la parte de abajo, ahí están los potenciales entrenadores a perder su trabajo). De paso, tienes que invertir en leer la prensa deportiva o revisar las páginas webs como la presente. Ahí debes estar bien atento a algún colega con cara de pocos amigos, a los rajes de los futbolistas, a los “apoyos” maquiavélicos de ciertos dirigentes y, casi seguro, a algún cambio de timón en el club, nuevo jefe quiere técnico “pitito”.

Ya habiendo hecho tu “estudio de mercado”, hay que gastar en llamaditas telefónicas (o sí quieres chateo puro y llano). La comunicación es muy importante, puedes llamar a alguno de los “peloteros” que te deben alguito. Apelar a sus “buenos sentimientos”, recodarles algún “anticucho”, o de frente ofréceles billete. Si andas “misio” búscate un jugador calienta banca, para venderles e l cuento que contigo no serán sólo titulares fijos, sino que le darás la cinta de capitán. Mejor todavía cuando tienes a alguno de tus ex pupilos en el extranjero, debes presentarte como “descubridor de estrellas”. Siempre habrá un futbolista que te verá como su pasaporte al sueño europeo.

Con los datos a disposición, lo siguiente es ir a los entrenamientos, de frente abrazo para el entrenador de turno. Sí es extranjero es más facilito, el pobre dirá “que tipo tan genial, tan cariñoso, así uno se siente a gusto”. Luego vas soltando la ponzoña, puedes usar las tretas conocidas “le susurre la alineación al gaucho”, “le avise de este muchachito que tiene harto futuro y justo metió tres goles”, “pobrecito está más perdido que cuy en tómbola”, “los chicos se ríen en su cara”. En fin ya lo decía el nazi Goebbels: miente, miente que algo queda. Otro “plus” es caer en plena práctica para que te puedas “tropezar” con algún dirigente. Aprovecha que ahora los gerentes deportivos son ex futbolistas, a lo mejor todavía te toca uno de tus “chocheras”.

Otro camino que va tomando forma es la de comentarista deportivo, desde una tribuna televisiva o radial “le sacas la mugre” al DT con chamba. Debes pulirte al dar comentarios como estos “ese jugador está mal ubicado”, “el muchacho ese siempre fue zaguero, porque lo ponen de volante”, “los cambios no fueron adecuados”. Y así poco a poco, paulatinamente, como quien no quiere la cosa llegas a: “¿cuánto tiempo van a seguir aguantando a este técnico?”, “no le ha ganado a nadie”, “para eso traen a un extranjero”. Ya hay casos de DTs que pasaron de los medios televisivos a las bancas de entrenamiento.

Llegamos al paso importante, el previo al éxito, el decisivo. Ir al estadio, sentarte cerca de los dirigentes, si van a palco consíguete invitación a toda costa, y ponte a mirar el partido con cara de sufrimiento, desazón, háblale al del costado, que te vean haciendo señas (el mandamás del club puede pensar este tipo sabe de fútbol, mira como quiere ordenarlo todo desde su asiento). No vayas de terno, anda de frente con buzo, si puedes con los colores del club. Sí los jugadores buscan mirar al cielo decepcionados tras una derrota, o el dirigente alza la vista con las lágrimas a punto de brotar, párate rapidito, mira que seguro no eres el único con “serrucho”.

En el momento que recibas la llamada telefónica no te desesperes, ve y suelta el rumor que te quieren en otros cuatro equipos, no vaya a ser que te ofrezcan un “sencillo”. Cuando tengas asegurado el puesto, pídele al dirigente un favorcito: “Jefe vamos a quedar como gente, lo anunciamos pasado mañana, para darme tiempo de decirle a la prensa que no aceptare el cargo mientras un colega siga al frente del equipo”. Puedes imprimir este breve manual, y ponerlo en vez de todos tus libros de ética, en fin ya es tarde para aprender a ser un buen profesional.

 

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