El fútbol es más que un deporte, es una pasión de multitudes, así lo hemos oído y sentido desde siempre los amantes de la “pelotita”, un resultado del partido dominical (aunque ahora se juegan encuentros atractivos toda la semana) te puede hacer sentir en la gloria como hundirte en la más triste de las desolaciones. Por eso tampoco dejan de recalcar los “entendidos” que el “fútbol tiene sus momentos”.
Puedes haber sido recibido como un Dios y al tiempo sentir las candelas del infierno, sino pregúntele a Josep Guardiola. Nadie ponía en discusión que el Bayern Múnich les ganó a todos los “grandes equipos” por puesta de mano al contratar al artífice de las genialidades del Barcelona. Hoy, tras dos eliminaciones en semifinales de la Champions League, ni los propios directivos del club bávaro parecen ponerse de acuerdo sobre el futuro del español. Para colmo de males, Pep le tiene que agradecer este sinsabor a dos cuadros ibéricos: su rival de siempre, el Real Madrid, y el objeto de sus mayores afectos, el Barcelona.
Es que nadie le discute a Josep Guadiola la obtención de una Bundesliga, la Copa Alemana, y nuevamente ser favorito excluyente para ganar la presente liga de Alemania. Pero esos son logros regulares con el Bayern Múnich, la diferencia de plantel del cuadro donde “calienta banca” Claudio Pizarro con los otros clubes teutones es tan llamativa que no ganar las mencionadas competencias son más bien un demérito para el entrenador, antes que un mérito. La Champions League es “harina de otro costal”, ahí se miden los bravos de Europa, y el Bayern ha alzado la “Orejona” varias veces, incluso la última vez fue con el técnico Jupp Heynckes, al que reemplazó el propio Pep.
Ahora salen voces que señalan la inminente salida de Guardiola del Bayern, la “leyenda negra” que persigue al entrenador desde la época que apuró la salida de Ronaldhino, Samuel Eto’o y Zlatan Ibrahimović del club catalán, las mismas que revivió hace un año el croata Mario Mandzukic al ser dejado de lado por los muniquenses y firmar por el Atlético de Madrid. Hoy, son Thomas Müller, Mario Götze y Bastian Schweinsteiger quienes acusan no ser de los preferidos del técnico. A mí parecer, es aprovechar el momento para “hacer leña del árbol caído”, golpear donde más duele y plasmar la salida de un entrenador que no se las hace fácil. Es, también, la oportunidad ideal para descubrir sí el Bayern realmente quiere revolucionar su juego con el sistema de Josep, que requiere de gente nueva, o darles por su lado a los jugadores y traer otra cabeza.
La realidad de Carlo Ancelotti también pasa por un “cambio de momentos” de ganar la Champions League el 2014 y haber hecho una buena campaña en la Liga BBVA (los números del Barcelona lo acercan al campeonato pero lo del Real Madrid también es de “sacarse el sombrero”) a quedar sin opciones en todas las competencias de la temporada. Un equipo tan “galáctico” como el madridista sólo acepta ganar, y la eliminación de la Champions League parece haber sido la estocada definitiva al técnico italiano. Los rumores de vestuarios indican descontento del plantel, y ya sabemos que en la Casa Blanca los referentes tienen mucho que decir y demandar, Ilker Casillas (el responsable del empate ante la Juventus) es el más poderoso, botó a José Mourinho y todos sus pergaminos, creó que el actual entrenador ya tiene el pasaje comprado a Italia. Sabemos que la prensa de Madrid pega con palo al fracaso de su equipo predilecto, y que más de una vez el DT fue el escogido para “pagar los platos rotos”. Sin embargo, no hubiera sido más sano señalar los errores dirigenciales al interior del Real, la costumbre de Florentino Pérez de pasar los malos tragos saliendo de compras. Es que ya cuentan con una plantilla espectacular, más bien urge limpiar la casa de las “argollas” y mandar al retiro a los “intocables”, la dignidad de la jubilación oportuna.
Donde la palabra fútbol quedó totalmente “mancillada” fue en la Bombonera, nos queda evidente que en Argentina hace rato perdieron la brújula del deportivismo, se ha permitido a los hinchas inconductas múltiples que llevan a los árbitros a dirigir con temor los partidos. Una definición de Copa Libertadores entre los más populares equipos del país de Maradona debía ser una fiesta, no el concierto de golpes y patadas visto en el Monumental de Núñez ni el desmadre de observar a jugadores atacados con “gas pimienta”. En estos momentos la Conmebol analiza darle el pase a la siguiente etapa copera al River Plate y castigar ejemplarmente a Boca Juniors, pero es importante advertir que la mecha de esta mala conducta se encendió hace una semana atrás, para terminar explotando la noche del 14 de mayo del 2015, fecha infausta para el fútbol, día en que la bravuconada, la cobardía anónima y los malos hinchas se robaron la alegría. Una porquería el clásico gaucho. (Foto: Marca)