No hablemos de argollas, se necesita más trabajo

 

La Conmebol le quitó a Chile el título de la Copa América Centenario al ser considerada como un torneo conmemorativo, una competencia no oficial que no suma al otro trofeo del 2015 que ganó en su casa. Ese título vale y no el que logró en Estados Unidos en el 2016.

En pocas palabras Chile no es bicampeón, solo tiene un título y Perú dos por encima de los mapochinos. Al igual que el pisco que es  peruano, querían apropiarse de una copa más para estar parejos con nosotros.

No lograron su propósito los chilenos pero encima de todo lo que se espera es buscar atajos para que no exista tanta desigualdad al lado de Brasil, Argentina y Uruguay que tienen acaparados los torneos arrumados en buena lid.

Lo que falta en la selección peruana, en cuanto a nosotros concierne,  es encontrar la base de un nuevo plantel que progresivamente reemplace a los que por edad, tendrán que hacerse a un lado para dar paso a los jóvenes.

Ricardo Gareca ya tenía un plan con jugadores que podían encajar en el nuevo proceso pero no han respondido estos y eso nos aleja de engrosar el número de jugadores seleccionables.

Todo el trabajo que se realice para buscar nuevos aspirantes para convertirse en jugadores seleccionables, es poco. El esfuerzo no es suficiente por lo que habría que revisar dónde está la fuga de agua para subsanar el daño.  Se ve que aparecen algunos pero son tan pocos que casi no se les nota.

Además, ya quisiéramos que en el flujo de la nueva generación venidera aparezca la verdadera joya que por ser tan repetitiva se encuentra devaluada. Por ahí decimos que Andy Polo puesto en el libro de las reclamaciones aparecía como un abanderado de lo que perseguimos, lo propio se dijo de Yordy Reyna y otros que al final se quedaron en promesas en las indulgencias de la parroquia futbolera.

Dicen que Juan Carlos Oblitas es ciego, pero ve bien el tinglado del fútbol peruano. Tiene conceptos muy claros de lo que se debe hacer pero navega en un mar de coristas desafinados, desorejados para encontrar el ritmo de la pelota bien jugada.

Las argollas en el fútbol peruano si existieron en el pasado, hoy es fácil detectar quienes entran por la ventana. La idea sigue siendo la misma, se debe probar y dar a todos igualdad de posibilidades.

Que no sea solamente Sporting Cristal, Universitario, Cantolao y Alianza Lima las canteras del fútbol de menores. Otros clubes pueden sumarse para dar con las promesas y convertirlas en realidad.

Para que no suceda lo ocurrido a Sport Huancayo que se cansó de promocionar a Marcos Lliuya, un buen y talentoso futbolista, pero con mal asesoramiento para ponerlo en la vitrina de los ‘fort export’.

La idea del ‘Rojo matador’ no era mala pero le falta tener el olfato de los argentinos, por ejemplo, que del equipo de La Paternal de cada diez cebollitas, por lo menos tres van a jugar a Europa.

 

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