Un amor más que imposible (II)
En mi anterior crónica del recuerdo, evocaba aquellos días en que hube –mentalmente- de disfrazarme de “Rosa le Blanc”, para enriquecer el tiraje de trescientos mil ejemplares diarios que alcanzaba mi inolvidable “Última Hora”. El toque, consistía en brindar consejos de amor y dolor, a nuestro tumultuoso “poulorum” y todo parecía ir “como el ajiaco”…...
