Los entrenadores de fútbol fácilmente se descosen cuando las cosas no marchan bien. Una mala racha, mal momento o resultados adversos lo convierten en el blanco de las críticas.
Cuando ganan son los mejores, si pierden son los peores. En los malos momentos se quedan solos, no hay quien los pueda animar. Son la peste. Pueden caer en depresión y tomar decisiones descabelladas.
En el Perú menos mal no hay quien haya perdido la cabeza aunque metafóricamente pierden la testa. Son desaforados. Un dicho preferido de ellos es: “Te contratan por bueno, te botan por malo”.
Los entrenadores éxitos del mundo, también pasan por situaciones terribles. El propio Mourinho no salió bien del Real Madrid. Pep Guardiola se fue del Barcelona en un momento que era insostenible de continuar. Se peleó con los jugadores y por ello tuvo que irse.
El rosarino Marcelo Bielsa después de un brillante inicio con el Olympique de Marsella hasta hace poco en la cima del torneo francés, se fue en picada. Perdió todos los partidos últimos y de estar peleando el título se fue a media tabla.
Bielsa de acuerdo a medios extranjeros habría recurrido a la física para explicar lo sucedido. Dicen que utilizó la palabra resiliencia para dar en el clavo de la abrupta bajada.
Sin embargo, resiliencia no es parte de la física sino de la psicología que no es otra cosa que tener la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional.
Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
Eso es lo que quiso explicar Bielsa acudiendo a lo que también se conoce como la psicología positiva.
El asunto es que el entrenador de fútbol vive en un mundo muy complicado, de mucho estrés, porque depende de él todas las cosas buenas de un equipo de fútbol. Si salen mal las cosas, ya tienen un componente en la psicología para apoyarse.
“No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar soluciones. Implica ver los problemas como retos que puedes superar y no como terribles amenazas”, dice el manual que ayuda a una persona ser más resiliente.