Todo mundo parece de acuerdo en que Venezuela no es rival de cuidado y todos están seguros que Perú saldrá airoso, en este partido por la quinta fecha de las Eliminatorias Rusia 2018. Hasta se recurre a las estadísticas de las últimas Eliminatorias en que jugaban entre los diez países sudamericanos y donde, ¡cuidado! en 2004, para Alemania 2006, solo logramos un empate, sin goles, cuando hinchas y periodistas estaban seguros que ganábamos. Aquella vez quedamos penúltimos, fuera del mundial, como ocurre después de España 1982, en que fue nuestra última asistencia a una cita ecuménica mundial.
Si tuviésemos un equipo formado, trabajado, con jugadores habituados a juntarse con frecuencia y un técnico que siguiese de cerca el desempeño del plantel, como ocurría las veces en que asistimos a los mundiales, México 70, Argentina 78 y España 82, si así fuese, entonces también nos sumaríamos al entusiasmo de ahora.
Pero los tiempos han cambiado y ahora el bisoño técnico Ricardo Gareca, debutante con una selección nacional, recién hace un par de días ¡por fin! pudo entrenar con todos los convocados, pues los de Europa terminaron de llegar la noche previa. Y ya se sabe que estos, los de fuera, son la mayor cantidad de titulares, hasta 8 de 11. ¿Cómo puede estar seguro el DT del posible rendimiento de sus convocados del exterior?.
Y peor aún con las dudas de un Jefferson Farfán, quien no juega un partido desde el 30 de noviembre, ¡hace cuatro meses! en que sufrió una riesgosa lesión al tobillo izquierdo, que necesitó operación y que poco a poco ha ido superando, ya en Lima, pues su club le dio de baja, para contratar otro extranjero.
El optimismo de Farfán es contagiante, como he comentado anteriormente, y compartido por todo el plantel. Quiere jugar contra Venezuela aunque fuese obligado a infiltrarse, pues quiere brindar su aporte a la selección. Pero imagino que Gareca lo va a pensar muy seriamente, aunque cuente con el visto bueno de los médicos, pues aunque Venezuela sea el último de la tabla y no haya logrado un solo punto de doce, lo cierto es que es una selección cuyo fútbol ha crecido al punto que en la Eliminatoria pasada terminó por encima de Perú.
Complicada la presencia de Farfán, ¿por quién se inclinaría Gareca para el partido de mañana? Respuesta difícil, pues no tenemos atacantes de la calidad y rendimiento de la “Foquita” en nuestro medio. Podría ser Raúl Ruidíaz, de Universitario, quien en entrenamientos ha tratado de cumplir la función de 10 en el equipo titular, al lado de Cueva y teniendo arriba a Guerrero y Pizarro.
Y otra duda está, hasta hoy martes que escribo esta columna, en el arco, pues Gareca no se definía por uno de los tres convocados. Gallese del Aurich, que atajó los dos primeros partidos, con una terrible deficiencia ante Chile, que nos costó el partido. Siguió Penny de Cristal, con quien ganamos a Paraguay en casa y perdimos 3-0 en Brasil. Y Libman de la Vallejo, que parece haberle llenado el ojo a Gareca. Hoy, de pronto, anuncia quién arranca.
Y finalmente hay otra interrogante. ¿Juega Carlos Ascues en la defensa, aunque no haya tenido continuidad en Europa? En caso que Gareca no lo tome en cuenta su reemplazo podría ser el “Mudo” Rodríguez, quien se conoce de memoria con Zambrano. Entonces el once podría ser Gallese o Libman; Advíncula, Zambrano, Ascues o Rodríguez y Vargas; Renato Tapia y Carlos Lobatón, Cueva, Farfán o Ruidíaz, Pizarro y Guerrero.
Los que jueguen contra Venezuela deben darse íntegros y ganar por la mayor diferencia posible. No hay que olvidar que el siguiente partido es cinco días después, el martes 29 frente a Uruguay en Montevideo, donde también hay que luchar un triunfo, como en la Eliminatoria de 1981, en que ganamos 2-1, aunque ahora se aguanta hasta un empate.
Pero lo más importante es salir a ganar desde el pitazo inicial, meterse en el partido y no aflojar ni adelante ni atrás y lograr la mayor diferencia de goles a favor de la rojiblanca. Así de simple… Hasta la próxima.