En vísperas de las fiestas por Navidad y Año Nuevo se incrementan casos de estrés en la población debido a la compra de regalos y demás preparativos, los cuales se agudizan con el intenso tráfico vehicular y la proliferación de incómodos ruidos.
Así lo informó Martha Crosby, psicóloga y psicoterapeuta del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati, del Seguro Social de Salud (EsSalud), quien explicó que durante las fiestas de fin de año las personas se ven expuestas, simultáneamente, a diversos factores que incrementan la tensión emocional y psicológica.
“En estas fechas el estrés suele elevarse porque asumimos múltiples responsabilidades: compras, preparativos, compromisos familiares y desplazamientos constantes. Todo ello puede generar ansiedad, agotamiento y malestar emocional”, señaló.
La especialista detalló que el ruido, el tráfico, las obras públicas y la sobrecarga de actividades diarias contribuyen a que las personas lleguen a casa exhaustas y sin energía para continuar con los preparativos. “A ello se suma la presión económica, especialmente cuando no se cuenta con los recursos para adquirir los regalos que se quisiera dar a hijos, nietos o familiares”, dijo.
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Emociones dolorosas
Asimismo, recordó que estas fechas pueden reactivar emociones dolorosas. “Muchas personas han perdido a un ser querido o están lejos de su familia por motivos laborales. Esto puede generar sentimientos de tristeza, culpa o desmotivación, haciendo que las fiestas se vivan con pesar en lugar de alegría”, anotó.
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Según la psicóloga, las personas con estrés tienen agotamiento mental y dificultad para concentrarse, irritabilidad y reacciones impulsivas (discusiones en el hogar o en espacios públicos), falta de motivación para realizar actividades que antes resultaban agradables y deseo de aislarse o pasar las fiestas sin participar en celebraciones.
“Durante los traslados o en el tráfico se recomienda escuchar música relajante, leer o practicar técnicas de enfocadas en pensamientos agradables. Además, se debe reducir la presión por los regalos, recordando que su valor es simbólico y emocional, no económico”, finalizó la especialista.
Foto Andina