FIL Lima 2025: ¿fiesta literaria o espejo incómodo de nuestras ausencias culturales?

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Cada año, la Feria Internacional del Libro de Lima levanta sus carpas con promesas de cultura, inclusión y acceso. Y este 2025 no es la excepción. Con Italia como país invitado, más de mil actividades programadas y homenajes a Mario Vargas Llosa y otros nombres clave de nuestras letras, la FIL Lima se prepara para recibir a miles de visitantes en el Parque de los Próceres. Pero más allá de los aplausos y las fotos con autores, conviene preguntarse: ¿Qué dice esta feria sobre el estado real de la cultura en el Perú?

Una feria ambiciosa… en un país donde se lee poco

Sí, hay 250 stands, ocho auditorios y una zona de cómic para niños. Pero en un país donde los niveles de comprensión lectora siguen siendo alarmantemente bajos, el contraste duele. ¿Para quién es realmente esta feria? ¿Está pensada para formar nuevos lectores o solo para complacer a quienes ya lo son? ¿Qué ocurre en los otros 345 días del año con la promoción del libro y la lectura?

El tributo a Vargas Llosa: más necesario que cómodo

Uno de los atractivos de esta edición es El método Vargas Llosa, una exposición inmersiva que repasa la vida y obra del Nobel peruano. Es un acierto: el país tiene una deuda enorme con la preservación de sus referentes culturales en vida. Pero también es una oportunidad para mirar con más distancia. ¿Por qué nos cuesta tanto discutir a nuestros íconos desde la complejidad, sin caer en la idolatría o la cancelación?

Más allá del show: ¿cuánto queda de literatura?

Milena Warthon, Zaperoko, el Ballet Afroperuano, un patio de comidas para 400 personas… todo suena a festival popular, y no está mal. La cultura no tiene por qué ser solemne. Pero si la literatura queda arrinconada entre selfies con influencers y conciertos estelares, ¿en qué se convierte la feria? ¿Una celebración de libros o un evento donde el libro es solo pretexto?

Un espejo de nuestras ausencias

La FIL también será espacio para homenajes póstumos: Belli, Yerovi, Teresa Orbegoso, Nicomedes Santa Cruz. Y mientras los recordamos, es imposible no notar lo que no tenemos: una política nacional robusta de bibliotecas públicas, apoyo sistemático a la edición independiente, incentivos para que los libros lleguen a los pueblos y no solo a los auditorios. Nos llenamos de eventos, pero seguimos cojeando en infraestructura cultural.

El mérito de reunir voces, el reto de sostenerlas

Es valioso que Javier Cercas, Rosa Montero, Guillermo Arriaga y tantos otros autores internacionales lleguen a Lima. Que jóvenes conozcan a Liniers, que niños escuchen cuentos en voz alta. Todo eso importa. Pero sería ingenuo pensar que una feria puede compensar el abandono estructural del libro en la vida cotidiana del país.

FIL Lima 2025 será una fiesta. Pero también debería ser un llamado. Porque no basta con llenar auditorios si seguimos vaciando escuelas. Porque leer no es un lujo de julio, sino un derecho de todos los días.

Foto internet-medios

 

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