Mientras muchos se preguntan cómo pagar la renta o sobrevivir la inflación, George Clooney decidió en 2013 que la mejor forma de agradecer a sus amigos era… con maletines llenos de dinero. Sí, maletines. Con un millón de dólares en efectivo, cada uno.
El actor, conocido por su papel en Gravity y por su gusto por los trajes elegantes, convocó a sus 14 amigos de toda la vida, apodados “The Boys”, a una cena privada. Pero en lugar de copas y brindis, les tenía preparada una escena sacada de una película de mafiosos: una maleta frente a cada silla. Al abrirlas, los invitados encontraron fajos de billetes —un millón por cabeza. Solo faltó el humo dramático y la música de El Padrino.
La idea, según reveló el empresario Rande Gerber, surgió tras el éxito taquillero de Gravity, que recaudó más de 700 millones de dólares. Clooney había negociado inteligentemente su participación en las ganancias. Resultado: una fortuna con la que decidió sorprender a sus amigos con regalos que harían palidecer a Santa Claus.
“Dormí en vuestros sofás cuando llegué a Los Ángeles”, les dijo. Un recuerdo tierno… y millonariamente recompensado.
Pero Clooney no se quedó ahí. Además del dinero, se encargó de pagar los impuestos por ellos, asegurándose de que sus amigos no tuvieran que lidiar con el tío Sam. “Adiós hipoteca”, les dijo, mientras probablemente alzaba una copa de champán francés de 500 dólares.
Con este gesto, el actor no solo reforzó su imagen de estrella de cine, sino también de amigo generoso y absolutamente fuera de escala con la realidad del resto del mundo. Mientras tanto, millones siguen soñando con que algún Clooney se cruce en sus vidas.
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