En el otoño de 1967, Universitario de Deportes vivía momentos de gloria internacional, encontrándose a un paso de clasificarse finalista de la Copa Libertadores. En medio de esa euforia, la figura de Teodoro «Lolo» Fernández, el eterno ídolo crema, resurgió con fuerza no solo como un recuerdo glorioso, sino como una necesidad espiritual para el equipo que debía enfrentar al Racing de Avellaneda en Santiago de Chile.
La hinchada y la directiva merengue coincidían en una sola idea: la presencia de “Lolo” era vital en tierras chilenas. Se creía firmemente que, si el «Cañonero» viajaba para presenciar el trascendental partido, su sola figura infundiría ánimo y confianza a los jugadores, quienes lo respetaban profundamente y con los que incluso compartía partidos de práctica.
Ante el clamor popular, la prensa de la época buscó al ídolo en su puesto de trabajo en el Terminal Marítimo del Callao. Con su característica modestia, Lolo confesó que le encantaría viajar para alentar a los muchachos, entre los cuales destacaban sus sobrinos carnales José y Jorge Fernández, y de paso, reencontrarse con viejos amigos chilenos.
Más allá de sus goles, la crónica destaca la calidad humana del goleador, quien siempre fue un amigo cercano del plantel. En aquellos tiempos, “Lolo” era visto como el compañero capaz de relajar a los jugadores con sus chistes y ocurrencias en los momentos previos a los partidos tensos, demostrando que su grandeza trascendía las canchas y se instalaba en el corazón del equipo.
⚽ Una cátedra de goles en 1944
El motivo de tal veneración se remontaba a una hazaña inolvidable de diciembre de 1944, cuando el famoso Racing visitó Lima por primera vez. Aquella serie de amistosos quedó grabada en la historia porque “Lolo” Fernández fue el autor de los 7 goles que la «U» le marcó al cuadro argentino en dos partidos: dos en un empate inicial y cinco en la victoria final.
En el primer encuentro, “Lolo” no jugó el primer tiempo y la «U» perdía 2-0, pero su ingreso fue determinante para lograr el empate. Sin embargo, la consagración llegaría en la revancha, donde la escuadra peruana ganó 5 a 3 y “Lolo” acaparó el marcador anotando todos los tantos de diversas facturas.
🧤 Inspiración para la eternidad
Fue un recital completo de recursos técnicos frente a un rival de jerarquía. El ídolo venció al arquero Rodríguez con cabezazos, disparos furibundos e incluso un gol de «taquito», demoliendo a una defensa argentina que contaba con figuras de talla internacional como el zaguero José Salomón.
Aquella entrevista en la azotea del terminal chalaco sirvió para confirmar su leyenda. Pasaran los años que pasaran, la historia del hombre que le hizo cinco goles a Racing en una sola tarde seguiría siendo el faro moral de la institución crema y un recuerdo imborrable de garra y talento para todo el Perú.
Imagen: universitario.pe
