En un país donde el trabajo formal se ha convertido en una utopía y la ética pública en un relato olvidado, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo resolvió, de manera irónica, interrumpir las labores para rendir homenaje al saliente ministro Daniel Ysáu Maurate Romero.
A través de una convocatoria emitida por la Oficina General de Recursos Humanos, se invitó al personal del MTPE a una “reunión de despedida” el viernes 10 de octubre a las 3:30 de la tarde, en el Auditorio Javier Neves Mujica. En otras palabras, un evento en pleno horario laboral, dentro de las instalaciones ministeriales y con el respaldo institucional que la burocracia peruana parece tan cómoda en otorgar incluso a las situaciones más cuestionables.
La escena, digna de una narrativa que parodia la decadencia del Estado, simboliza la pérdida de valores de una clase dirigente que confunde el servicio público con celebraciones personales. En lugar de un balance de gestión o una rendición de cuentas, se organizó una fiesta; reemplazando el escrutinio ciudadano por la asistencia obligada de empleados públicos en horario financiado por recursos estatales para aplaudir una despedida.
Ministro de Trabajo Daniel Maurate Romero, se despide con fiesta organizada en el auditorio Javier Neves Mujica del Mintra. La fiesta se realizó en horario laboral. @MTPE_Peru @DanielMaurateR pic.twitter.com/rQLhSF452W
— Revista Lima Gris (@Limagris) October 10, 2025
Este acto, que puede parecer trivial, guarda implicancias legales que podrían incluirlo dentro del delito de peculado de uso contemplado en el artículo 388 del Código Penal. Dicha norma sanciona a los funcionarios que emplean bienes o recursos del Estado para fines ajenos a sus funciones. Aquí, se utilizó tiempo laboral, infraestructura estatal, recursos humanos y, muy probablemente, fondos públicos, lo cual transforma esta despedida en un acto más cercano a lo ilícito que a un verdadero homenaje.
Maurate, abogado y figura recurrente en los entornos de poder vinculados al gobierno de Dina Boluarte, deja el cargo envuelto en múltiples cuestionamientos sobre irregularidades en contrataciones, incumplimientos laborales y su inacción frente a la creciente informalidad del empleo en el país. Sin embargo, al estilo característico de los gobiernos donde los ministerios funcionan como feudos temporales, su salida no estuvo marcada por una reflexión crítica, sino por aplausos complacientes.
Entretanto, miles de trabajadores peruanos continúan aguardando medidas eficaces contra la informalidad laboral, los abusos por parte de empresas tercerizadoras y los despidos injustificados. Pero el ministerio responsable de protegerlos decidió cerrar el día laboral con bocadillos y discursos de despedida. En un país donde la ética parece extraviarse entre los expedientes archivados sin cuidado, las ceremonias de adiós para los ministros se asemejan más a banquetes que a ejercicios de transparencia. Esta vez no fue la excepción.
Texto: WSV / Lima Gris
Foto: Composición
Video: Twitter Lima Gris
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