NASA descubrió en asteroide Bennu los componentes esenciales para la vida

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La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio ( NASA) reveló esta semana hallazgos extraordinarios en las muestras del asteroide Bennu que podrían reescribir la historia del origen de la vida en la Tierra. Los análisis científicos identificaron por primera vez ribosa y glucosa en material extraterrestre, azúcares fundamentales que conforman la base química de todos los organismos vivos conocidos.

Las muestras fueron recolectadas por la misión OSIRIS-REx, que visitó el asteroide de 500 metros de diámetro en 2020 y las trajo a nuestro planeta en septiembre de 2023. Tres estudios publicados en las revistas Nature Geoscience y Nature Astronomy documentan estos descubrimientos que los científicos califican como cruciales para comprender cómo surgió la vida hace más de 4,500 millones de años.

El equipo liderado por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku en Japón, confirmó que la ribosa detectada representa el componente faltante para completar el inventario molecular. Sumada a los aminoácidos, nucleobases y fosfatos previamente identificados, esta sustancia significa que Bennu contiene el kit completo de ingredientes necesarios para ensamblar moléculas de ARN.

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🧬 El misterio de la «goma espacial»

Los investigadores encontraron además un material con textura gomosa jamás observado en rocas del espacio, un polímero translúcido rico en nitrógeno y oxígeno. Esta sustancia, apodada «chicle espacial» por algunos medios, pudo haberse formado en las etapas más tempranas del sistema solar, antes de que existiera actividad acuosa significativa en el asteroide progenitor de Bennu.

La presencia de minerales similares a arcillas indica que el cuerpo celeste original estuvo en contacto con agua líquida. Los científicos proponen que esta agua contenía amoníaco, actuando como catalizador en reacciones químicas que transformaron materiales simples del espacio interestelar en compuestos orgánicos complejos, gestando en el corazón de un asteroide algunos de los bloques constructores de la vida.

Polvo de estrellas antiguas

Un tercer estudio reveló que Bennu contiene seis veces más polvo presolar que cualquier otro material espacial analizado hasta la fecha. Este polvo proviene de supernovas que explotaron mucho antes de la formación de nuestro sistema solar, evidenciando que el asteroide se originó en una región especialmente enriquecida con escombros de estrellas muertas.

La detección de ribosa junto a la ausencia de desoxirribosa —el azúcar del ADN— fortalece la hipótesis del «mundo de ARN». Esta teoría plantea que las primeras formas de vida utilizaron exclusivamente ARN para almacenar información genética y catalizar reacciones biológicas, antes de que evolucionara el sistema más complejo basado en ADN que caracteriza a la vida actual.

Estos descubrimientos demuestran que los ingredientes químicos cruciales para la vida no se formaron únicamente en la Tierra, sino que estaban ampliamente distribuidos por el sistema solar primitivo. Si asteroides como Bennu colisionaron con nuestro planeta joven, pudieron haber sembrado las semillas moleculares que, en condiciones favorables, dieron origen al milagro más grande del universo conocido: la vida misma.